En el mensaje que la Santa Sede dio a conocer hoy con ocasión de la 81º Jornada Mundial de las Misiones, que se celebrará el domingo 21 de octubre sobre el tema: “Todas las Iglesias para todo el mundo”, el Papa Benedicto XVI recordó a los católicos que la primera tarea de la Iglesia es anunciar a Jesucristo.
El Papa puso de relieve en el mensaje, publicado por ahora sólo en italiano, que “el compromiso misionero sigue siendo el primer servicio que la Iglesia debe a la humanidad de hoy, para orientar y evangelizar las transformaciones culturales, sociales y éticas; para ofrecer la salvación de Cristo al ser humano de nuestro tiempo, en tantas partes del mundo humillado y oprimido a causa de pobrezas endémicas, de violencia, de negación sistemática de derechos humanos”.
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Benedicto XVI hace hincapié en que “toda comunidad cristiana nace misionera”, por lo tanto “para los fieles no se trata simplemente de colaborar en la actividad evangelizadora, sino de sentirse protagonistas y responsables de la misión de la Iglesia”.
Esto, explica el Santo Padre “comporta que crezca la comunión entre las comunidades y se incremente la ayuda recíproca por lo que concierne tanto al personal (sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos voluntarios), como a la utilización de los medios necesarios para evangelizar hoy en día”.
Sin embargo, no hay que olvidar, advierte el Papa, que “la primera y prioritaria aportación que estamos llamados a ofrecer a la acción misionera de la Iglesia es la oración”, y exclama: “¡Que se extienda a todas las comunidades la invocación al ‘Padre nuestro que está en los cielos’, para que venga su reino a la tierra!”.
El Papa confía especialmente en “los niños y jóvenes, siempre dispuestos a la generosidad”, así como “a los enfermos y a los que sufren, recordando el valor de su colaboración misteriosa e indispensable a la obra de la salvación (...) y a las personas consagradas”.
Benedicto XVI concluye pidiendo a la Virgen que guíe los pasos de la Iglesia “para llegar a un Pentecostés de amor, conscientes de que todos somos misioneros, es decir, enviados por el Señor a ser testigos suyos en cada momento de nuestra existencia”.