La tensión entre carisma e institución en la Iglesia es una falsa oposición que no corresponde a la realidad de Pentecostés, señaló este fin de semana el Arzobispo de Bologna, Cardenal Carlo Caffarra.

El Purpurado, uno de los teólogos más connotados del episcopado italiano, señaló durante su homilía de Pentecostés que “en la Iglesia no existe  contraposición entre carisma e institución, desde el momento que las instituciones eclesiales esenciales son carismáticas, y los carismas sienten la necesidad de institucionalizarse si quieren tener coherencia y continuidad”.

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Al destacar a las nuevas asociaciones y movimientos eclesiales como expresiones del Espíritu Santo, el Cardenal Caffarra las alentó a “no replegarse sobre sí mismas”, porque “en ustedes se expresa de manera particular la naturaleza misionera de la Iglesia”.

“Ustedes existen para que la victoria de Cristo resucitado regenere la humanidad de cada hombre devastada por el pecado; para que reconstruya la unidad en la humanidad disgregada, para que vuelva a darle sentido al atribulado itinerario de la existencia humana”, agregó el Purpurado.

El Arzobispo de Bologna insistió en que las asociaciones y movimientos “son dones hechos a la Iglesia”, que “llevan dentro de sí la íntima exigencia de insertarse orgánicamente dentro de la Iglesia en torno al centro visible de la unidad: el Papa, y el Obispo en su Iglesia particular”.

El Cardenal concluyó destacando la necesidad de evitar dos posibles obstáculos: “la uniformidad que apagaría la incomparable originalidad de cada carisma” y la “afirmación de sí mismos, que disgrega el cuerpo eclesial”.