Al destacar que “estamos en el tiempo donde se batalla por que el Espíritu triunfe o no triunfe, donde la lucha entre la Gracia y el pecado no ha sido decidida definitivamente, de forma completa para toda la humanidad”, el Arzobispo de Madrid, Cardenal Antonio María Rouco Varela, alentó a los laicos a dar testimonio valiente de la fe en todas las realidades de su vida cotidiana.
Así lo explicó el Purpurado el pasado sábado 26 de mayo durante la solemne Vigilia de Pentecostés organizada por la delegación diocesana de Apostolado Seglar en la Catedral de la Almudena.
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En su homilía, el Cardenal Rouco indicó que esta batalla es “una de las perspectivas en las que hay que ver la misión y la vocación del seglar en la vida de la Iglesia” añadiendo que “la consagración, sin una vivencia plena y expresa del Espíritu del Señor es imposible”. Todos, pero de manera especial los laicos, “necesitan del Espíritu para vivir esa gran batalla, ese gran duelo final de la historia entre la Gracia y el pecado”, apuntó.
“Ser testigos de ese don es la gran misión del seglar dentro de la Iglesia”, dijo el Purpurado y resaltó “el testimonio de los seglares dentro de la Iglesia, el testimonio de su Fe, de su Esperanza y de su Caridad, porque quieren vivir en el Espíritu y, para eso, viven en la comunión de la Palabra, de la Fe, de los sacramentos y de la oración de la Iglesia, y cuidan su vida interior. Pero, sobre todo, se necesitan para ser testigos del don y de la realidad del Espíritu en el mundo”.
“El testimonio de la fe sólo alcanza toda su densidad cuando se encarna en la vida de todos los días, de las personas, del matrimonio, de la familia, de la sociedad, de la comunidad política, y la va cambiando, o por lo menos va aportando elementos de amor y de transformación del amor, de una justicia empapada de amor y de misericordia, año a año, día a día, vengan los reveses que vengan”. Es decir, “tienen que ser testigos humildes, sencillos de verdad, y valientes del Evangelio de Jesucristo”.
“Para esa misión de transmisión de la fe, necesitamos a los seglares, y de un modo particular a los seglares que viven el matrimonio y la familia cristianamente”, concluyó el Cardenal.