Hacia el medio día de hoy, el Papa Benedicto XVI recibió en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano a los participantes del encuentro promovido por los Jóvenes Emprendedores de Confindustria, a quienes recordó que la economía debe siempre estar al servicio de la vida del ser humano y de su dignidad como persona.
“Es indispensable que la referencia última de cada intervención económica sea el bien común y la satisfacción de las legítimas expectativas del ser humano”, dijo el Santo Padre dirigiéndose a los participantes, recordando también que “la vida humana y sus valores deben ser siempre el principio y fin de la economía”.
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Así mismo el Pontífice citó la Constitución Pastoral Gaudium et spes del Concilio Vaticano II para destacar que: “En las empresas económicas son personas las que se asocian, es decir, hombres libres y autónomos, creados a imagen de Dios. Por ello, teniendo en cuanta las funciones de cada uno, propietarios, administradores, técnicos, trabajadores, y quedando a salvo la unidad necesaria en la dirección, se ha de promover la activa participación de todos en la gestión de la empresa, según formas que habrá que determinar con acierto”.
Sobre el tema de las ganancias, el Papa dejó claro que incluso “en los momentos de mayor crisis, el criterio que gobierna las decisiones de la empresa no puede ser la mera promoción para una mayor ganancia”, y citó esta vez el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: “Emprendedores y dirigentes no pueden considerar exclusivamente el objetivo económico de la empresa, los criterios de eficiencia económica, las exigencias por cuidar el ‘capital’ como conjunto de medios de producción: es su preciso deber el concreto respeto de la dignidad humana de los trabajadores que operan en la empresa”.
Sobre los trabajadores, el Papa, citando nuevamente el Compendio, agregó: “Constituyen el 'patrimonio más precioso de la hacienda', el factor decisivo de la producción”.
Indicando el rol de la familia en la empresa italiana y recordando “las muchas veces en las que he resaltado la importancia de la familia fundada en el matrimonio cual elemento que lleva la vida y el desarrollo de una sociedad”, el Santo Padre dijo que “trabajar a favor de las familias significa contribuir a renovar el tejido de la sociedad y asegurar las bases de un auténtico desarrollo económico”.
Sobre el tema de la globalización, recordó a su Predecesor, el Siervo de Dios Juan Pablo II quien en el mensaje por la Jornada Mundial de la Paz en el año 1998 destacó la importancia de “asegurar una globalización en la solidaridad, una globalización sin marginalización”.
Hacia el final de su discurso, Benedicto XVI pidió al Señor para que “ilumine vuestras mentes y fortalezca vuestra voluntad, para que podáis realizar vuestra misión como un precioso servicio a la sociedad”.