En una entrevista concedida al diario socialista italiano Repubblica, el Presidente emérito del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos del Vaticano, Cardenal Julián Herranz, señaló que es falso que la Santa Sede oculte o proteja a sacerdotes culpables de abusos o inconductas sexuales, y, por el contrario, aclaró que los ministros pederastas reciben “penas gravísimas” al interior de la Iglesia, sin detrimento de un procedimiento penal en el fuero civil.
La entrevista giró en torno al documental de la BBC “Crímenes sexuales y el Vaticano”, una producción inglesa que a raíz de un documento interno de la Congregación para la Doctrina de la Fe que reafirma la inviolabilidad del secreto de confesión, dedujo arbitrariamente y con testimonios manipulados, que el Vaticano “protegía y ocultaba” a sacerdotes abusadores.
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El Cardenal Herranz explicó a Repubblica' que la legislación canónica, por el contrario incluye “penas durísimas, las máximas que se le pueden infligir a un sacerdote”, ya que “el bien de los niños está en el corazón mismo de la Iglesia, tal y como estaba en el corazón de Jesucristo”.
El Purpurado aclaró que el documento en que se fundamentan las críticas del reportaje británico, la instrucción vaticana “Crimen Sollicitationes” de 1962, no sólo no tenía por objetivo ocultar a los posibles abusadores de penas canónicas, sino que dicha instrucción no está por encima, sino que se rige por las normas del Códice de Derecho Canónico de 1983, que “considera este tipo de hechos como delitos gravísimos, dando indicaciones precisas sobre procedimientos y penas”.
El Purpurado explicó que ante un posible caso de pederastia, el obispo tiene el deber de abrir una investigación inmediata ateniéndose a tres principios: “prevenir el escándalo, tutelar la libertad de los testigos y garantizar el curso de la justicia”.
El proceso puede llevar a la suspensión del sacerdote, incluso al retiro total de su estado clerical, sin perjuicio del proceso que pueda seguir ante la ley civil.
Por esta razón, Herranz denunció las “intenciones poco limpias” por parte del documental, en el que se pretende implicar al Papa Benedicto XVI cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuando en realidad “en 1962, sólo era un simple sacerdote”.
Según el Purpurado español, el reportaje de la BBC -que será emitido en breve por la televisión pública italiana (RAI)-, “pretende ensuciar la cara de la Iglesia y enfangar el sacerdocio católico”.