El Obispo Prelado de Ayaviri, Mons. Kay Schmalhausen, indicó que el trabajo misionero en los Andes del sur peruano debe responder a las necesidades pastorales y materiales de la población que, a pesar de su pobreza, posee en el alma una religiosidad portadora de una impresionante belleza y riqueza espiritual”.

“Me alegra decir que nuestro pueblo es profundamente religioso. Esto es algo característico del alma andina; y ello se expresa en una religiosidad popular marcada por la fiesta, las procesiones religiosas y las tradiciones que en mucho datan de la primera evangelización y se han mantenido a lo largo de los siglos”, declaró el Prelado a la agencia Fides al cumplir su primer aniversario como Obispo de Ayaviri.

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Mons. Schmalhausen indicó que dicha religiosidad, al poseer elementos cristianos y paganos, requiere de una progresiva maduración y una siempre renovada purificación; pero destacó su esencia inalterable que en su sencillez posee una impresionante belleza y riqueza espiritual, la cual, bien cuidada, resulta “un verdadero fermento apostólico y pastoral”.

En ese sentido, explicó que en la cultura andina perviven “algunas creencias y cultos de carácter ancestral, animistas y que portan un fondo pagano”. Indicó que por ello hay “expresiones sincréticas religiosas” en las que “la fe no ha terminado el proceso de purificación y de síntesis positiva”. Advirtió que “en esto hay que ir con cuidado porque al ser realidades humanas, son complejas y delicadas”. Por ello, señaló, es imprescindible una catequesis más profunda.

Desafíos pastorales

Durante la entrevista, el Obispo relató la realidad de la Prelatura, la cual sólo cuenta con 32 parroquias, 18 sacerdotes y siete comunidades religiosas para atender a cerca de 250 mil habitantes, mayormente campesinos, y de los cuales aproximadamente el 70 por ciento viven entre la pobreza y la extrema pobreza.

Por ello, afirmó, “el primer gran desafío” es responder a las inmensas necesidades pastorales “que nuestros fieles laicos tanto nos piden”. “Con cuánta urgencia necesitamos la presencia de sacerdotes muy santos y con verdadero espíritu misionero para responder a la hermosa tarea evangelizadora; o de comunidades religiosas generosas que quieran llevar la palabra de Dios, la catequesis y los sacramentos a los últimos rincones de nuestra Prelatura”, expresó.

El Prelado manifestó su preocupación por la familia y los jóvenes; la primera por ser “iglesia doméstica y cenáculo de vida y amor” que está siendo amenazada, y la juventud por ser “la gran esperanza y futuro de la Iglesia”.

El segundo desafío es, señaló, “la realidad de pobreza que nos rodea y que no tenemos derecho a ignorar”. Indicó que se trata de la pobreza material y moral “de un pueblo que sufre entre otras razones por profundas divisiones que lo lacera”.

Mons. Schmalhausen afirmó que la caridad eclesial nos urge a atender las muchas necesidades que existen en salud, educación, alimentación, entre otros aspectos; y que es Cristo “quien nos apremia a ello”. Añadió que además, como Iglesia, nos toca “un papel muy importante: devolver la unidad”, convocar a otras instituciones y al Estado para trabajar coordinadamente y revertir la situación de pobreza a través de un desarrollo solidario y sostenido.

El Obispo destacó la importancia del aspecto litúrgico. Indicó que es un tema que debe atenderse con cuidado “en el marco de la evangelización de la cultura que es otra de esas grandes preocupaciones a tener en cuenta”. “Una liturgia celebrada en toda su grandeza y esplendor y participada activamente por el pueblo, es capaz de elevar y transformar al hombre”, afirmó.

La Prelatura de Ayaviri comprende tres provincias del departamento sureño de Puno. Abarca un territorio de 32 mil kilómetros cuadrados cuya altitud varía entre los cinco mil y los 500 metros sobre el nivel del mar. Su clima va del aire gélido y seco del altiplano a la humedad cálida, con temperaturas que de acuerdo a la estación y lugar pueden bajar hasta 20 grados bajo cero, o subir a los 40 grados. Aproximadamente el 90 por ciento de los habitantes son quechuas. Las vías asfaltadas casi no existen y la mayoría de la población vive con una economía de supervivencia.

“Con todo –afirmó–, nuestro pueblo es profundamente creyente, de gran mayoría católica y de una religiosidad tan sencilla como profundamente arraigada”.

Para más información, puede visitar el sitio web de la Prelatura de Ayaviri: http://www.prelaturaayaviri.org/

La entrevista completa se encuentra en: http://www.fides.org/aree/news/newsdet.php?idnews=10703&lan=spa