En uno de los momentos más intensos de su mensaje en el Estadio de Pacaembu, el Papa Benedicto XVI aseguró a los jóvenes de América Latina que es posible vivir en castidad con la ayuda de Cristo, los alentó a valorar el matrimonio e invitó a descubrir la vocación a la vida consagrada.
El Papa pidió a los jóvenes tener “un gran respeto por la institución del Sacramento del Matrimonio” y señaló que “no podrá haber verdadera felicidad en los hogares si, al mismo tiempo, no hay fidelidad entre los esposos. El matrimonio es una institución de derecho natural, que fue elevado por Cristo a la dignidad de Sacramento; es un gran don que Dios hizo a la humanidad, Respetadlo, veneradlo”.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El Santo Padre recordó que Dios llama a los jóvenes “a respetaros también en el romance y en el noviazgo, pues la vida conyugal que, por disposición divina, está destinada a los casados es solamente fuente de felicidad y de paz en la medida en la que sepáis hacer de la castidad, dentro y fuera del matrimonio, un baluarte de vuestras esperanzas futuras”.
“Repito aquí para todos vosotros que ‘el eros quiere conducirnos más allá de nosotros mismos, hacia Dios, pero por eso mismo requiere un camino de ascesis, renuncias, purificaciones y saneamientos’ (Carta encl. Dios caritas est, (25/12/2005), N. 5). En pocas palabras, requiere espíritu de sacrificio y de renuncia por un bien mayor, que es precisamente el amor de Dios sobre todas las cosas”, indicó.
También le pidió “resistir con fortaleza a las insidias del mal existente en muchos ambientes, que os lleva a una vida disoluta, paradójicamente vacía, al hacer perder el bien precioso de vuestra libertad y de vuestra verdadera felicidad. El amor verdadero ‘buscará siempre más la dicha del otro, se preocupará cada vez más de él, se donará y deseará existir para el otro’ (Ib. N. 7) y, por eso, será siempre más fiel, indisoluble y fecundo”.
“Para ello, contáis con la ayuda de Jesucristo que, con su gracia, hará esto posible (cf. MT 19,26). La vida de fe y de oración os conducirá por los caminos de la intimidad con Dios, y de la comprensión de la grandeza de los planes que Él tiene para cada uno”, recordó.
Vida consagrada
El Papa mencionó especialmente a “los consagrados que se entregan totalmente a Dios, bajo la moción del Espíritu Santo” y recordó que ellos “participan en la misión de Iglesia, testimoniando la esperanza en el Reino celeste ante todos los hombres”.
“Por eso, bendigo e invoco la protección divina a todos los religiosos que dentro de la mies del Señor se dedican a Cristo y a los hermanos. Las personas consagradas merecen, verdaderamente, la gratitud de la comunidad eclesial: monjes y monjas, contemplativos y contemplativas, religiosos y religiosas dedicados a las obras de apostolado, miembros de institutos seculares y de las sociedades de vida apostólica, eremitas y vírgenes consagradas”, mencionó.
“Hago votos de que, en este momento de gracia y de profunda comunión en Cristo, el Espíritu Santo despierte en el corazón de tantos jóvenes un amor apasionado en el seguimiento e imitación de Jesucristo casto, pobre y obediente, dirigido completamente a la gloria del Padre y al amor de los hermanos y hermanas”, indicó.
Pedido final
Hacia el final de su mensaje, el Santo Padre pidió a los jóvenes “que no desaprovechéis vuestra juventud. No intentéis huir de ella. Vividla intensamente, consagradla a los elevados ideales de la fe y de la solidaridad humana. Vosotros, jóvenes, no sois apenas el porvenir de la Iglesia y de la humanidad, como una especie de fuga del presente, por el contrario: sois el presente joven de la Iglesia y de la humanidad. Sois su rostro joven. La Iglesia necesita de vosotros, como jóvenes, para manifestar al mundo el rostro de Jesucristo, que se dibuja en la comunidad cristiana. Sin el rostro joven la Iglesia se presentaría desfigurada”.
Hablando en español, pidió a los jóvenes seguir con atención los trabajos de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, “participen en sus debates” y recen “por sus frutos”.
“Como ocurrió con las Conferencias anteriores, también ésta marcará de modo significativo los próximos diez años de Evangelización en América Latina y en el Caribe. Nadie debe quedar al margen o permanecer indiferente ante este esfuerzo de la Iglesia, y mucho menos los jóvenes. Vosotros con todo derecho formáis parte de la Iglesia, la cual representa el rostro de Jesucristo para América Latina y el Caribe”, indicó.
“Queridos jóvenes, Cristo os llama a ser santos. Él mismo os convoca y quiere andar con vosotros, para animar con Su espíritu los pasos del Brasil en este inicio del tercer milenio de la era cristiana. Pido a la Señora Aparecida que os conduzca, con su auxilio materno y os acompañe a lo largo de la vida. ¡Alabado sea Nuestro Señor Jesucristo!”, concluyó.
Para leer el mensaje completo visite http://www.aciprensa.com/aparecida07/disc10may.htm