En declaraciones concedidas hoy a los periodistas durante el vuelo rumbo al Brasil, el Papa Benedicto XVI señaló que la Teología de la Liberación fue una forma de “Milenarismo” que no tiene justificación en la actual realidad latinoamericana, especialmente ante la difusión de la auténtica preocupación social de la Iglesia.
Al explicar que “la misión de la Iglesia es religiosa, pero se abre a las soluciones de los grandes problemas sociales”, el Pontífice dijo durante la improvisada rueda de prensa en el avión que “hay siempre espacio para un debate legítimo sobre cómo crear las condiciones para la liberación humana y sobre cómo hacer eficaz la doctrina de la Iglesia e indicar las condiciones humanas y sociales, las grandes líneas en las cuales los valores pueden crecer”.
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Sin embargo, el Papa aclaró que hoy “ha cambiado profundamente la situación en la cual la teología de la liberación nació”. “Es evidente que las fáciles promesas que hacían creer que pueden conseguir de una revolución las condiciones para una vida completa estaban equivocadas; esto ahora lo saben todos y el punto es cómo la Iglesia debe estar presente en la lucha por la justicia: sobre esto se dividen teólogos y sociólogos”, agregó.
El Santo Padre explicó que antes de ser Pontífice, “en la Congregación para la Doctrina de la Fe tratamos de hacer una acción de discernimiento para liberarnos de los falsos milenarismos y de la politización”.
Benedicto XVI se refirió también a la Teología de la Liberación como un “fácil Milenarismo, que creyó mejorar las condiciones de vida con la revolución”. El Milenarismo es la herejía que creía en la inminencia del fin del mundo y el advenimiento de un reino terreno de paz y justicia perfectas que duraría mil años.
Las ideas de la Teología de la Liberación, agregó el Papa, “eran erróneas, pero esto ya lo saben todos”.
El Papa se refirió también a la figura del asesinado Arzobispo de San Salvador, Mons. Oscar Arnulfo Romero, y advirtió que “una parte política quería apropiarse de este personaje”, que en su opinión, “merece ser beatificado”.
El Santo Padre explicó también que “el cambio de la situación política en América Latina ha propiciado también el cambio sustancial de la doctrina que predica” la Teología de la Liberación; y aclaró que “el magisterio de la Iglesia no ha pretendido destruir el sentido de justicia social, sino reconducirlo por el camino justo”.