Durante su reflexión semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor”, Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata señaló que el destino de Argentina sería diferente si la Eucaristía moviera a los cristianos a actuar con libertad y energía en el ámbito público.
“Piensen ustedes -dijo el Arzobispo- qué distinto sería el destino de nuestra patria y la suerte de sus habitantes si aquellas personas que tienen asumidos compromisos relevantes en la vida pública vivieran de ese impulso que brota de la Eucaristía. En un país como la Argentina, donde tan poca gente, tan pocos de los que se consideran católicos van a misa el domingo, eso sería una verdadera revolución”.
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Al explicar la Exhortación Apostólica “El Sacramento de la Caridad”, señaló que el documento del Papa Benedicto XVI posee palabras precisas y sugestivas “de máxima actualidad para nosotros, argentinos” como que a cierta gente “le extraña, o le incomoda, que la Iglesia, especialmente por la voz de sus pastores, se ocupe de las realidades sociales, haga un juicio de lo que sucede en la sociedad contemporánea, siempre desde una perspectiva moral y pastoral”.
“Tal vez esto ocurre porque todavía tiene una cierta vigencia aquel viejo prejuicio liberal, laicista, de que la Iglesia tiene que ocuparse de lo espiritual, entendiendo esto de una manera reductiva, debe encerrarse en la sacristía o dedicarse solamente a las 'cosas religiosas', lo remarco esto entre comillas. Es decir la Iglesia en la sacristía y no en el mundo, en la ciudad, la cultura, la vida concreta de los hombres”.
El Arzobispo platense dijo que “esa actitud no corresponde a la gran tradición católica y no está de acuerdo con nuestra doctrina social” y que en el documento de Benedicto XVI se destaca “un dinamismo eucarístico de la vida cristiana… El Santo Padre en el Nº 89 de esta Exhortación dice que la 'unión con Cristo que se realiza en el sacramento nos capacita también para nuevos tipos de relaciones sociales porque la mística del sacramento tiene un carácter social”.
Al respecto, Mons. Aguer insistió en que los católicos no pueden conformarse "simplemente con profesar la fe sino que también la celebramos en el culto y ahí tomamos fuerza para expresarla en nuestra vida. Hay un dinamismo eucarístico de transformación de la existencia humana y también de la comunidad humana. Por eso no tiene que llamarnos la atención que la Iglesia esté en primera fila en el compromiso por la justicia y la paz en el mundo”.
El Arzobispo de La Plata también recordó que el Papa señala la Iglesia “no puede quedarse al margen de la lucha por la justicia sino que debe insertarse en ella a través de la argumentación racional y debe despertar las fuerzas espirituales sin las cuales la justicia, que siempre exige renuncias, no puede afirmarse ni prosperar”.
“Una acción directa de la Iglesia en el orden temporal, en la promoción de la justicia y del bien común es una tarea a cargo de los laicos".
"Es una misión específicamente suya. A ellos les corresponde, en la diversas actividades del mundo, en la empresa, en la familia, en los sindicatos, en las variadas obras de cultura e incluso en el campo político, en las instituciones políticas de la Nación, les corresponde -digo- expresar aquel proyecto de Dios respecto del hombre que está claramente articulado en nuestra doctrina social y que integra la visión cristiana del mundo”, concluyó.