El Arzobispo de México, Cardenal Norberto Rivera, y sus obispos auxiliares, emitieron este domingo una declaración en la que manifiestan su “más firme condena” a la ley “injusta” e “inicua” aprobada la semana pasada por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) que despenaliza el aborto en la capital mexicana, e hicieron un llamado al personal sanitario a ejercer el derecho a la objeción de conciencia ante este “acto abominable” que constituye “execrable asesinato”.
Tras manifestar su “profundo dolor” por la aprobación de “una ley injusta que priva de la protección del derecho a la vida de los niños no nacidos” sin haber tenido en cuenta las numerosas manifestaciones en contra y las peticiones de un debate serio, los obispos de México DF expresaron su “más firme condena” ante “este hecho tan deplorable” que “socava gravemente las Bases del Derecho y daña la convivencia civil” y adelantaron que de esta manera “no hay futuro para una sociedad que se atreve a atentar contra sus miembros más vulnerables”.
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Después de asegurar que “no se puede justificar el aborto pretendiendo negar el estatuto humano del embrión”, los prelados confirman en su declaración conjunta que “el cambio de términos legales, es decir la definición de 'aborto' no lo hace moralmente lícito” y exhortan “a todas las personas de recta conciencia a no hacerse responsables de este acto abominable”.
“Recordamos que toda persona que preste alguna ayuda a la realización de este execrable asesinato se hace moralmente responsable del mismo. Recordamos los médicos, a las enfermeras, asistentes de salud y a todos aquellos que por la aplicación de esta ley inicua podrían verse involucrados en su realización pueden hacer valer su derecho humano a la objeción de conciencia”.
Más adelante, los obispos piden a los agentes de pastoral, clérigos y laicos, “apoyar a todas las mujeres que ante un embarazo no previsto están siendo expuestas con esta legislación a hacerse responsables de un acto que podría poner en riesgo no solo su salud física, sicológica y moral, sino también su salud espiritual y eterna, ocasionándole más dolor del que desean evitar”.
Finalmente, el Arzobispo y sus auxiliares reconocen la “valentía de nuestros fieles y la de todos a aquellos hombres de buena voluntad que se han manifestado de múltiples formas defendiendo la vida humana y su altísima dignidad”.