Miles de personas participaron en la Audiencia General de los miércoles en la Plaza de San Pedro con el Papa Benedicto XVI, quien en su catequesis profundizó sobre las enseñanzas de Clemente de Alejandría destacando la necesidad de la fe y la razón para el conocimiento íntimo de Jesucristo.
“La catequesis clementina acompaña paso a paso el camino del catecúmeno y del bautizado para que con las dos ‘alas’ de la fe y de la razón estos consigan un conocimiento íntimo de la Verdad, que es Jesucristo, el Verbo de Dios”, dijo el Papa sobre los trabajos de este Padre Apostólico.
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“Solo este conocimiento de la persona que es la verdad, es la ‘verdadera gnosi’, expresión griega que significa ‘conocimiento’ por ‘inteligencia’. Es el edificio construido por la razón bajo el impulso de un principio sobrenatural. La misma fe construye la verdadera filosofía”, agregó el Pontífice.
Asimismo el Papa hizo notar que Clemente distingue “dos escalones de la vida cristiana. El primero: los cristianos creyentes que viven la fe en modo común, siempre abierta a los horizontes de la santidad. El segundo: los ‘gnósticos’, es decir, quienes llevan una vida de perfección espiritual”.
“En ambos casos, el cristiano debe partir de la base común de la fe mediante un camino de búsqueda en el que debe dejarse guiar por Cristo y así alcanzar el conocimiento de la Verdad y las verdades que forman el contenido de la fe”, agregó el Obispo de Roma.
También destacó que “el conocimiento de Dios no es solo pensamiento, sino amor que abre los ojos, transforma al hombre y crea comunión con el Logos”.
En las obras de Clemente también son resaltadas dos virtudes: “la libertad de las pasiones, apátheia, y el amor, la verdadera pasión que asegura la íntima unión con Dios”.
El Papa se refirió a Clemente de Alejandría como “un gran teólogo que nació probablemente en Atenas alrededor de la mitad del segundo siglo. De Atenas heredó el interés por la filosofía, que hizo de él uno de los alfiles del diálogo entre fe y razón en la tradición cristiana”.
En Alejandría “fue discípulo de Panteno”, donde “probablemente fue ordenado presbítero”, y durante “la persecución del 202-203 abandonó Alejandría para refugiarse en Cesarea donde murió alrededor del 215”.
Entre sus obras citó: “el Protrettico, el Pedagogo y los Stromati” que “constituyen una verdadera trilogía, destinada a acompañar eficazmente la maduración espiritual del cristiano”.
El Santo Padre describió brevemente cada una de las obras: “El Protrettico es una exhortación dirigida a quien inicia y busca el camino de la fe… coincide con una Persona: Jesucristo. El mismo Jesucristo se hace Pedagogo, es decir, educador de quienes, por el Bautismo, han sido hechos hijos de Dios. El mismo Jesucristo es también Didascalo, es decir ‘Maestro’ que propone las enseñanzas más profundas. Estas están recogidas en la tercera obra, los Stromati, palabra griega que significa ‘tapices’: se trata en efecto de una composición no sistemática de argumentos diversos, fruto directo de la enseñanza habitual de Clemente”.
Concluyendo su catequesis, el Pontífice citó la Encíclica Fides et ratio, afirmando que “el alejandrino llega a interpretar la filosofía como ‘una instrucción propedéutica a la fe cristiana’” y destacando la necesidad de “recuperar y evidenciar al máximo la dimensión metafísica de la verdad, para entrar en diálogo crítico y exigente con el pensamiento filosófico contemporáneo”.
Finalmente, Benedicto XVI leyó un resumen de su catequesis en diversas lenguas y saludó a los peregrinos venidos de diversos lugares del mundo. En español saludó particularmente "a los peregrinos venezolanos de Mérida con su Arzobispo Mons. Baltazar Porras Cardozo; a los grupos parroquiales de España y Venezuela, así como a los profesores y estudiantes españoles" y a los venidos de Argentina, Colombia, Puerto Rico y México.