La diócesis de Tours precisó que los supuestos restos óseos de Santa Juana de Arco conservados en Chinon (Francia) son una falsificación realizada a partir de una momia egipcia del siglo III AC y "nunca fueron considerados reliquias por la Iglesia".
El portavoz de la diócesis, Bertrand Vincent, afirmó que los resultados obtenidos por un equipo de científicos franceses dirigidos por Philippe Charlier "confirman una de las hipótesis adelantadas estos últimos meses" sobre los restos de huesos y ropa descubiertos en una farmacia de París en 1867 dentro de un recipiente en el que se los identificaba erróneamente como "reliquias de la Doncella de Orleans" cuando en realidad son una farsa.
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Hace años que tanto la diócesis y la parroquia a la que pertenecían se habían "desinteresado" por los restos, que "nunca fueron objeto de devoción alguna", indicó Vincent quien también negó toda relación con la investigación de Charlier. "Nadie habría ido a ver esos huesos", añadió el portavoz, si es que Charlier no lo hubiera hecho, y destacó que el investigador actuó por "iniciativa personal".
En la investigación también se utilizó el olfato de Sylvaine Delacourte y Jean Michel Duriez, de las perfumerías francesas Guerlain y Jean Patou, respectivamente, quienes explicaron que los restos olían a yeso quemado y vainilla, indicadores de descomposición natural y no de combustión. "Podrías encontrar el olor a vainilla en una momia, pero no en los restos de alguien que murió en la hoguera", sostiene Charlier.
El recipiente con los restos falsificados contenía una costilla humana aparentemente carbonizada, restos que parecen ser madera quemada, un trozo de lino y el fémur de un gato.