El Papa Benedicto XVI presidió esta tarde en la Basílica vaticana, el Oficio del Viernes Santo, en el que se conmemoró la Pasión del Señor y se realizó el acto de Adoración de la Cruz.
El Pontífice presidió la emotiva liturgia, a la que asistieron numerosos cardenales, obispos y sacerdotes y miles de peregrinos, ingresando a la Basílica en solemne silencio y postrándose por un largo tiempo ante el altar.
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La homilía que siguió a la lectura de la Pasión estuvo a cargo del Predicador de la Casa Pontificia, el P. Raniero Cantalamessa, OFM Cap, quien evocó el “calentamiento global” para advertir que el mundo corre el riesgo de caer en una “glaciación espiritual”.
“Nuestra civilización dominada por la técnica –dijo Cantalamessa- tiene necesidad de un corazón para que el hombre pueda sobrevivir en ella, sin deshumanizarse completamente. Debemos dar más espacio a las ‘razones del corazón’ si queremos evitar que, mientras existe el sobrecalentamiento físico, nuestro planeta caiga espiritualmente en la era glacial”.
Las Santas Mujeres
El Predicador de la Casa Pontificia destacó también durante su homilía el papel de las santas mujeres en la Pasión, haciendo referencia al “nuevo feminismo” convocado por el Papa Juan Pablo II.
“El Viernes Santo puede ser mencionado también para recordar al mundo de hoy el papel de las mujeres, que en el Gólgota fueron las últimas en dejar a Cristo moribundo y aquellas a quienes el Señor se reveló primero”, dijo el P. Cantalamessa; al señalar que las santas mujeres “fueron verdaderas ‘madres coraje’ porque desafiaron el peligro que significaba mostrarse abiertamente a favor de un condenado a muerte”.