El fundador y director del más influyente think-tank católico de Cuba, Dagoberto Valdés Hernández, señaló en una entrevista en la que afronta la cuestión de la transición cubana a la democracia y el rol en ella de la Iglesia Católica que ésta es “la única institución en Cuba donde todavía hay huellas de la sociedad civil que, por lo demás, está aniquilada", asegura.

Bajo el título “La Cuba que sueño”, el fundador del Centro de Formación Cívica y Religiosa de la diócesis de Pinar del Río y de la influyente revista “Vitral” declara que la situación que se vive en Cuba es de “incertidumbre y de expectativa” por la falta de información sobre el acontecer en la isla y a que su futuro “está en manos, no de la ciudadanía soberana sino en las de las más altas esferas del poder político”. Se unen las consecuencias de un “daño antropológico” y del “control totalitario” que impide que cada persona desarrolle plenamente su libertad y responsabilidad, explicó.

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Valdés, que tras la visita de Juan Pablo II a Cuba fue nombrado miembro del Pontificio Consejo Justicia y Paz, asegura que “la Iglesia ha sido la única institución presente en toda Cuba, con un tejido capilar y articulado, que se ha mantenido durante el último medio siglo con autonomía e independencia del Estado”.

“Eso la distingue del resto de los espacios de la sociedad cubana y la coloca como sobreviviente de la sociedad civil que fue desarticulada minuciosamente por el socialismo real. Desde ese espacio en la sociedad civil cubana, que desde hace unos años vuelve a reconstruirse muy lentamente, la Iglesia ha jugado un papel de acompañamiento y espacio de participación para aquellos que se han acercado a ella y aún para aquellos que desde lejos la miran con interés”, explica Valdés.

Preguntado sobre la relación actual de la Iglesia con el poder político, el disidente afirma que ésta “ha mantenido su propia identidad, su misión y sus espacios con las limitaciones propias de su inserción en un Estado que pretendía controlar todo y a todos”.

Valdés es testigo de la existencia de “muchos sacerdotes, religiosas y laicos que han trabajado durante décadas como testigos fieles aún a riesgo de su propia integridad y la de sus familias”.

http://chiesa.espresso.repubblica.it/dettaglio.jsp?id=130423&sp=y