Bajo el dramático título de “No destruyamos el país”, la Conferencia Episcopal del Ecuador expresó este domingo su preocupación por la creciente tensión política que enfrenta a los poderes del Estado y llamó a las diversas fuerzas a encontrar un consenso para “construir una Patria nueva”.
En el comunicado, la Conferencia Episcopal reconoce que la convocatoria a la consulta popular para instaurar una Asamblea Constituyente, promovida por el Ejecutivo, es una “aspiración del pueblo ecuatoriano”.
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Señala, sin embargo, que esa iniciativa, “asumida con fervor por el Presidente de la República (Rafael Correa), encontró la oposición de algunos sectores políticos, que han tratado de impedir o postergar su realización, generando una confrontación entre los poderes del Estado".
“Esta confrontación –siguen los Obispos– caracterizada por un lenguaje violento, el atropello a la ley, la interpretación de la Constitución de acuerdo a la conveniencia de los partidos y la manipulación de personas e instituciones, está llevando al país a su descomposición”.
El documento destaca que “en estos momentos no sabemos a quien respetar y respaldar”, pues los diversos y contradictorios pronunciamientos del Ejecutivo, el Congreso, la Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Supremo Electoral (TSE) “generan confusión y propician la pugna de poderes con prepotencia, avasallamiento y amenazas contra quienes difieren en criterios”.
En efecto, la decisión de 57 legisladores opositores de destituir al Presidente del TSE, Jorge Acosta, y la respuesta de éste de destituir a los diputados, ha creado un nudo jurídico y político en el país que aún no se resuelve.
Al respecto, los obispos advierten que “no se puede ver un adversario en todo el que piensa diferente o discrepa en puntos de vista, tampoco se puede calificar de oposición a todo planteamiento distinto, aunque sea contrastante”.
El documento, por tanto, exhorta a “acoger los planteamientos como aportes para la reflexión y la discusión a fin encontrar la verdad, el consenso y la unidad, aspectos fundamentales de la democracia”.
El Episcopado “mira con angustia la situación que estamos viviendo, el comportamiento de los máximos representantes del país y el atropello de la Constitución y de la Ley, y hace un nuevo llamado a la ponderación y la ecuanimidad”; porque “los ecuatorianos no queremos vencedores ni vencidos sino hermanos luchando juntos por un porvenir mejor, por una Patria nueva, pero enmarcada en el derecho y el respeto mutuo”.
Por ello, los obispos lanzan un “¡basta ya de atropellos, de insultos, de acusaciones, de retaliaciones!; y advierte que “el respeto y el prestigio no alcanza un gobierno con la violencia, que divide, sino con la paz que une a todos”.
La Conferencia Episcopal del Ecuador concluye con un llamado “a Dios para que abra la mente y el corazón de gobernantes y gobernados y propicie el acercamiento, la unión y la fraternidad de todos los ecuatorianos, para construir, de veras, una Patria nueva, un Ecuador grande y un pueblo digno y respetable”.
no para ponerlo muerto en un sepulcro, sino para darle vida