Valdomiro Marcon se convertirá el 19 de agosto próximo en uno de los hombres más ancianos de Brasil en haber sido ordenado sacerdote. Con 74 años de edad, confiesa que lo que más desea es celebrar una Misa para "poder morir en paz".
De joven cambió el seminario por el ejército, se casó y enviudó hace seis meses, después de 46 años de matrimonio, tiene tres hijos y cinco nietos. Nunca perdió el anhelo de servir a Dios como sacerdote y está a punto de cumplirlo.
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Según un reportaje del diario Correio Braziliense, Valdomiro "con la ansiedad de un adolescente, espera el día en que subirá al altar para rezar la primera Misa de su vida. ‘¿Este corazón aguantará?’ se pregunta conmovido y lleno de expectativa".
Hijo de colonos gauchos y nieto de italiano, Valdomiro nació en Rio Grande do Sul. A los 9 años perdió a su madre y su padre debió encargarse de los siete hermanos. A los 11 años fue enviado a un seminario de frailes capuchinos, pero a los 18 años le dijeron que no tenía vocación religiosa.
Luego de su paso por el ejército, estudió contabilidad y trabajó en un banco, conoció a Lélia y se casó a los 29 años de edad. En 1975 asistió a un retiro parroquial y tuvo un encuentro muy fuerte con Dios, decidió vivir su fe con intensidad y tres años después ingresó a la Renovación Carismática.
En 1991 comenzó a estudiar teología y tras la muerte de su esposa, víctima del cáncer, decidió hacerse sacerdote.
"Quiero vivir para ayudar a las personas, consolarlas. Dejar que Dios tome mi propia vida", señala Valdomiro y asegura que con sus votos de celibato y pobreza, entregará todo su amor al Señor.
"Mi amor estará ahora dedicado a Dios. Las pocas tierras que tenía las dividí entre mis hijos. No necesito mucho para vivir. Me basta mi fe", sostiene y aclara que su opción no implica fugar del dolor que le causó la muerte de su amada esposa.
"No es fuga, no es vacío, es deseo de ser útil, de poder ayudar al prójimo", agrega y asegura que desea celebrar "varias primeras Misas donde sea llamado".