El Arzobispo de Toledo y Primado de España, Cardenal Antonio Cañizares, precisó que el catálogo pornográfico y blasfemo en el que se ultraja a la Virgen María y a Jesucristo "es un delito de ‘lesa España’, que la socava y destruye".
En su artículo titulado "Una libertad amenazada", el Purpurado indicó que "para sobrevivir, España necesita una nueva aceptación y un gran respeto" de su tradición y de su historia "enraizada en lo más verdadero de la fe cristiana".
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"En un Estado de Derecho -prosiguió el Arzobispo- podemos y debemos exigir que se cumplan y respeten los derechos fundamentales: el primero de ellos es el de la libertad religiosa. El propio Estado, sus instituciones y sus personas, no se pueden inhibir ante hechos como el que lamentablemente nos ocupa. No se trata de un error sino de la vulneración de derechos fundamentales. La inhibición, por otra parte, está conduciendo a un deterioro en este campo que crece paulatinamente y cada día se hace más grande".
Tras precisar que "con toda razón se rechaza hasta con declaraciones cuasi institucionales, a quien denigra el Corán", el Cardenal denunció que "cuando se trata de Cristo y lo que es sagrado para los cristianos, entonces parece que todo vale y da lo mismo. No se inmuta nadie. Por cierto, no conozco, en nuestro caso, que personas relevantes hayan condenado estos hechos, como hicieron en otras ocasiones respecto a agravios contra otras religiones".
"Cuando se trata de lo que tiene que ver con la Iglesia, -continuó el Purpurado español- todo el mundo se inhibe o se dan disculpas tibias e insuficientes que a nadie pueden convencer, porque de lo que se trata es de que actúen y corrijan, lleven a cabo las acciones necesarias para que esto no ocurra en un Estado de Derecho, en una sociedad en convivencia, respetuosa y democrática, libre. No basta con pedir disculpas. Se requiere algo más: rechazar tales expresiones atentatorias a lo más santo; y esto aún no se ha hecho por quienes deberían hacerlo".
Tras precisar que no está pidiendo un estado confesional; el Arzobispo indicó que "tampoco puedo aceptar un laicismo ideológico excluyente que no salvaguarda el ejercicio del derecho a la libertad religiosa. Todo lo que impida, ponga en peligro, recorte o no promueva suficiente y adecuadamente el pleno reconocimiento de la libertad religiosa es desfigurar y destruir la sociedad".
"El derecho civil y social a la libertad religiosa, en la medida en que alcanza el ámbito más íntimo del espíritu, se revela como punto de referencia y, en cierto modo, llega a ser un parámetro de los demás derechos fundamentales", precisó.
"Con relativa frecuencia, mayor de lo que parece, se producen insultos, burlas y agresiones a realidades y personas sagradas. Tal vez por no alarmar o por un sentido evangélico de resignación martirial, o de perdón, obispos, sacerdotes y cristianos callamos y soportamos la ignominia. Pero esto no puede seguir así, por el bien y salud de nuestra sociedad, y, sobre todo, por respeto a las realidades más santas", alentó el Purpurado.
Luego de asegurar que "los cristianos, y también todo hombre de bien, mantenemos respeto exquisito a lo que es lo más santo y sagrado para los otros; ese mismo respeto exigimos a nuestras convicciones y a las realidades santas en las que nuestras vidas se sustentan. Sin ese respeto básico no hay paz ni auténtica convivencia, ni libertad, ni futuro", el Purpurado indicó que "donde se quiebra o cuartea ese respeto, algo esencial se hunde en la sociedad".
Finalmente el Purpurado español exhortó "al pueblo cristiano que no devolvamos mal por mal, que respetemos a todos y exijamos que nos respeten, que seamos testigos de Jesucristo" y a que "con libertad de espíritu mostremos que el laicismo no es ningún camino para una sociedad libre, que no tiene ni ofrece ningún futuro".