El Presidente de Movimiento por la vida italiano, Carlo Casini, precisó que el bebé italiano que sobrevivió a un aborto y que murió días después del intento fallido de acabar con su vida, "no era un grumo de células sino un niño sano, un hijo que habría podido venir al mundo si el embarazo hubiera seguido un poco".
"El caso florentino del aborto-viviente, es decir, de un cuerpecito de 25 cm y 500 gramos que batalla después de haber salido del cuerpo materno emitiendo algunos sonidos, finalmente habla", escribe Carsini al iniciar su editorial del próximo número de la revista mensual "Sí a la vida".
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La sospecha de una malformación que no existía y el subsiguiente intento de aborto generaron "una conmoción en la gente que hubiera sido menor si la televisión la hubiera ignorado", mostrando así "una cultura en la que tiene derecho a vivir el sano y no quien tiene alguna necesidad de ser curado", precisa el líder pro-vida.
Casini explica que vivimos en "una cultura horrible ante la que le hace falta urgentemente reaccionar" para lo cual propone "realizar obligatoriamente la autopsia a todos los fetos abortados hasta el tercer más además de indicar un diagnóstico que permita saber verdaderamente el estado de las cosas".
Finalmente también sugiere "aplicar la ley del modo menos perverso posible haciendo prevalecer el principio de preferencia del nacimiento" sobre cualquier otra opción.