El Papa Benedicto XVI confirmó el “carácter obligatorio para la tradición latina” del celibato sacerdotal, y lo presentó como la “conformación con el estilo de vida del propio Cristo”, en la nueva Exhortación Apostólica Sacramentum Caritatis.
El Pontífice reafirmó “el sentido profundo del celibato sacerdotal considerado justamente como una riqueza inestimable y confirmado por la praxis oriental de elegir como obispos sólo entre los que viven el celibato”.
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Según el Papa, “esta opción del sacerdote es una expresión peculiar de la entrega que lo conforma con Cristo y de la entrega exclusiva de sí mismo por el Reino de Dios. El hecho de que Cristo mismo, sacerdote para siempre, viviera su misión hasta el sacrificio de la cruz en estado de virginidad es el punto de referencia seguro para entender el sentido de la tradición de la Iglesia latina a este respecto”.
No es solo funcionalEl Santo Padre reiteró que “no basta con comprender el celibato sacerdotal en términos meramente funcionales” porque “en realidad, representa una especial conformación con el estilo de vida del propio Cristo. Dicha opción es ante todo esponsal; es una identificación con el corazón de Cristo Esposo que da la vida por su Esposa”.
“Junto con la gran tradición eclesial, con el Concilio Vaticano II y con los Sumos Pontífices predecesores míos, reafirmo la belleza y la importancia de una vida sacerdotal vivida en el celibato, como signo que expresa la dedicación total y exclusiva a Cristo, a la Iglesia y al Reino de Dios, y confirmo por tanto su carácter obligatorio para la tradición latina. El celibato sacerdotal, vivido con madurez, alegría y dedición, es una grandísima bendición para la Iglesia y para la sociedad misma”.
Según el Papa, hay preocupación por la escasez de sacerdotes en muchas diócesis tanto “en algunas zonas de primera evangelización” como “en muchos países de larga tradición cristiana”.
Además de “una distribución del clero más ecuánime” y “un trabajo de sensibilización capilar”, el Papa propuso iniciativas pastorales que favorezcan “sobre todo en los jóvenes, la apertura interior a la vocación sacerdotal”.
Sin embargo, aclaró que “esta situación no se puede solucionar con simples medidas pragmáticas. Se ha de evitar que los Obispos, movidos por comprensibles preocupaciones por la falta de clero, omitan un adecuado discernimiento vocacional y admitan a la formación específica, y a la ordenación, candidatos sin los requisitos necesarios para el servicio sacerdotal”.
“Un clero no suficientemente formado, admitido a la ordenación sin el debido discernimiento, difícilmente podrá ofrecer un testimonio adecuado para suscitar en otros el deseo de corresponder con generosidad a la llamada de Cristo. La pastoral vocacional, en realidad, tiene que implicar a toda la comunidad cristiana en todos sus ámbitos. Obviamente, en este trabajo pastoral capilar se incluye también la acción de sensibilización de las familias, a menudo indiferentes si no contrarias incluso a la hipótesis de la vocación sacerdotal. Que se abran con generosidad al don de la vida y eduquen a los hijos a ser disponibles ante la voluntad de Dios. En síntesis, hace falta sobre todo tener la valentía de proponer a los jóvenes la radicalidad del seguimiento de Cristo, mostrando su atractivo”, indicó.
Asimismo, recordó que “es necesario tener mayor fe y esperanza en la iniciativa divina. Aunque en algunas regiones haya escasez de clero, nunca debe faltar la confianza de que Cristo sigue suscitando hombres que, dejando cualquier otra ocupación, se dediquen totalmente a la celebración de los sagrados misterios, a la predicación del Evangelio y al ministerio pastoral”.
http://www.aciprensa.com/Docum/benedictoxvi/documento.php?id=99