El congresista pro-vida Joe Pitts presentará la próxima semana un proyecto de ley en el Congreso de Estados Unidos que busca ayudar a mujeres que han abortado y que con frecuencia sufren de depresión.
En una carta dirigida a los demás miembros del Congreso, Pitts explica la necesidad de aprobar esta norma y presenta además un informe sobre la depresión post aborto realizado en Nueva Zelanda, que concluye que la depresión y la tendencia suicida en las mujeres que han abortado es mayor que en las que no lo han hecho.
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El estudio de un investigador neozelandés que se muestra abiertamente a favor del aborto, revela que el 78,6 por ciento de las jóvenes entre 15 y 18 años del país oceánico, que se ha sometido a un aborto, presenta síntomas de una depresión severa, en comparación al 31,2 por ciento de neozelandesas de la misma edad que también sufre de depresión pero no se ha practicado un aborto.
En el rango de las mujeres entre 21 y 25 años, el 27 por ciento de las que se sometieron a la práctica anti-vida tiene tendencias suicidas, mientras que solo el 8 por ciento de las que no lo han hecho también las presenta.
"Las mujeres merecen saber los efectos a largo plazo del aborto en su bienestar psicológico y físico", recuerda el congresista en su carta.
La norma busca proporcionar varios millones de dólares a la investigación del impacto emocional del aborto en las mujeres y crea un programa de 1,5 millones de dólares para atender a las mujeres que sufren de depresión post aborto.