El Obispo de Mar de Plata, Mons. Juan Alberto Puiggari, lamentó la decisión de un tribunal de la ciudad que autorizó el aborto de una menor embarazada como consecuencia de una violación.
En su carta de respuesta a la decisión judicial, el Prelado argentino destaca que “toda persona humana mediante el uso de su inteligencia y no solo por la fe puede llegar a descubrir que la vida humana se inicia en el momento de la concepción”.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El Obispo señala además que “proteger la vida de la mujer y su salud de la violencia requieren una acción seria y comprometida de la justicia y de toda la sociedad proveyendo los medios necesarios para cuidar, acompañar y sostener a las personas en situaciones que muchas veces son, incluso, difíciles de soportar, de asumir y de superar”.
“No obstante –agrega–, debemos mirar esta compleja realidad en su totalidad: una vez que una concepción se ha producido, por más dramático que sea el contexto en el que ha tenido lugar, aparece en escena un ser humano débil, indefenso y silencioso que nada puede por sí mismo”.
Por ello, Mons. Puiggari pregunta: “La dramaticidad de la situación ¿puede hacernos olvidar de este ser humano inocente? La gravedad de la situación ¿puede justificar la eliminación deliberada de un ser humano inocente en el inicio de su existencia?”
“A un mal como es el trauma de la violencia y del abuso sufrido por una mujer ¿se puede agregar otro drama, más tremendo, como es la eliminación deliberada de un ser humano en la fase inicial de su existencia? Por trágicas que sean las circunstancias debemos recordar que ningún mal será jamás solucionado adecuadamente echando mano a un mal mayor”.
“¿Habrá realmente alguna circunstancia que justifique que matemos a un ser humano indefenso que ha sido confiado al cuidado de todos? La buena noticia de la vida humana debe llevarnos a tomar conciencia: terminar con una vida humana no puede ser realmente una solución”, escribe el Prelado.