Distintos líderes pro-vida denunciaron el doble juego de la Unión Europea (UE) que a fines del año pasado se comprometió a no presionar para que se legalizara el aborto en los países en donde no se permite este infanticidio y que, al mismo tiempo y violando este compromiso, sí ejerce presión sobre países miembros como Malta y otros que no lo son, como Nicaragua, para despenalizar esta práctica anti-vida.
En una reunión coordinada por el grupo holandés Clamor por la Vida y realizada el 7 de diciembre de 2006, algunos líderes pro-vida conversaron con Ralf von Ameln, Director General para la Educación y la Cultura de la UE, sobre temas de interés público como la juventud, la familia y la defensa de la vida. En ella, el representante europeo expresó su compromiso de no forzar a los países a legalizar el aborto y las uniones homosexuales.
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A la pregunta de Phil Magnan, Director Ejecutivo de Biblical Family Advocates, sobre "si a un país como Polonia que tiene leyes que prohíben las uniones homosexuales y el aborto, ¿la UE la forzaría a cambiarlas?", Ralf von Almen contestó que la UE no tiene "la potestad de hacerlo" y no lo haría.
Por su parte, Cynthia Collins de Operation Outcry, una organización internacional que ayuda a mujeres que se han sometido a un aborto, inquirió a von Almen si "¿la UE propondría leyes que estén por encima de aquellas que prohíben el aborto en sus países miembros, de manera similar a lo hecho por la Corte Suprema de Estados Unidos cuando legalizó esta práctica y se impuso a las normas de los 50 estados permitiéndolo en todo el país?". Ralf von Almen fue claro: "Eso nunca sucederá".
Pese a este compromiso explícito por parte de la UE, Biblical Family Advocates denunció que la organización europea sí está presionando a algunos de sus miembros como a Malta para que abandonen las leyes que defienden la vida, y amenaza con retirar la ayuda económica a países que no son miembros como Nicaragua, si no legaliza el aborto.
Phil Magnan explicó que este doble juego no es nuevo y que ya ha sucedido antes. Puso como ejemplo una declaración del comisionado Gunther Verheugen, quien en octubre de 2002 le promete a Malta no presionarla para que legalice el aborto, compromiso que incumplen. "A la luz de las acciones pasadas, ¿se puede confiar en la UE? ¿Cómo alguien puede confiar en las declaraciones de estos representantes cuando trabajan tan intensamente para tumbar lo establecido por las leyes pro-vida de algunos países mientras le dicen a los líderes pro-vida, frente a frente, que no tienen intención de hacerlo?", cuestionó Magnan.