Al recibir el lunes por la tarde a los participantes del Congreso Internacional sobre el Derecho Natural promovido por la Pontificia Universidad Lateranense, el Papa Benedicto XVI criticó el llamado “positivismo jurídico” y señaló que las legislaciones que desconocen el derecho natural se vuelven contra el hombre.
El Papa comenzó destacando "las grandes ventajas" del progreso tecnológico; pero advirtió del peligro, “menos visible, pero no menos inquietante: el método que nos permite conocer cada vez con más profundidad las estructuras racionales de la materia, nos hace siempre menos capaces de ver la fuente de esta racionalidad, la Razón creadora".
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
Por eso, siguió el Santo Padre, “es urgente reflexionar sobre el tema de la ley natural y encontrar su verdad común a todos los seres humanos”. “Esta ley tiene como principio primero y general el de ‘hacer el bien y evitar el mal’".
De esa verdad, señaló el Pontífice, “se derivan los otros principios más particulares, que regulan el juicio ético sobre los derechos y los deberes de cada uno”.
“Este es el principio del respeto por la vida humana, desde su concepción hasta su ocaso natural, sin ser este bien de la vida propiedad del hombre, sino don gratuito de Dios”; dijo el Pontífice; quien explicó que otro principio fundamental es “el deber de buscar la verdad, presupuesto necesario de toda madurez auténtica de la persona”.
Benedicto XVI señaló luego que en la exigencia de justicia y de solidaridad se expresan “normas inderogables que no dependen de la voluntad del legislador y ni siquiera del consenso que los estados pueden prestarles. Son normas que preceden a toda ley humana: como tales, nadie las puede derogar”.
Crítica al positivismo jurídico
Al respecto, Benedicto XVI explicó que “la ley natural es el manantial del que brotan, junto a los derechos fundamentales, los imperativos éticos que se deben cumplir. En la actual ética y filosofía del Derecho están ampliamente difundidos los postulados del positivismo jurídico”.
“La consecuencia –advirtió– es que la legislación se transforma a menudo solo en un compromiso entre intereses diversos: se intenta transformar en derechos intereses privados o deseos que contrastan con los deberes que se derivan de la responsabilidad social”.
“En esta situación es oportuno recordar que todo ordenamiento jurídico, tanto en el ámbito interno como en el internacional, se funda en último término en la legitimidad de su radicación en la ley natural, en el mensaje ético grabado en el ser humano”, agregó.
Por eso, “la primera preocupación de todos y, especialmente de aquellos que tienen responsabilidades públicas es promover la maduración de la conciencia moral”.
Aplicaciones para la vida y la familia
“Todo lo dicho –explicó el Papa– tiene aplicaciones muy concretas si se hace referencia a la familia, es decir a esa íntima comunidad de vida y de amor conyugal, fundada por el Creador y estructurada con leyes propias”. Ninguna ley hecha por los seres humanos puede por lo tanto subvertir la norma escrita por el Creador sin que la sociedad sufra una herida dramática en aquello que constituye su fundamento básico".
Luego, el Papa urgió: “siento el deber de afirmar una vez más que no todo lo que es científicamente factible es éticamente lícito –agrega el Santo Padre–. La técnica, cuando reduce al ser humano a objeto de experimentación, termina por abandonar al sujeto débil al arbitrio del más fuerte. Confiar ciegamente en la técnica como la única garante del progreso, sin ofrecer al mismo tiempo un código ético equivaldría a hacer violencia a la naturaleza humana con consecuencias devastadoras para todos”.
Benedicto XVI señaló que los científicos “también deben contribuir a ayudarnos a comprender profundamente nuestra responsabilidad hacia el ser humano y hacia la naturaleza que se le ha confiado. Sobre esta base es posible desarrollar un diálogo fecundo entre creyentes y no creyentes, teólogos, filósofos, juristas y científicos, que pueden ofrecer al legislador un material precioso para la vida personal y social”.
mayor sensibilidad de los expertos con respecto a la ley moral natural ‘lex naturalis’