En su reflexión semanal en el programa “Claves para un Mundo Mejor”, Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, recordó que el primer ámbito de educación de los hijos debe ser la familia, antes que la escuela o cualquier otro medio.
Mons. Aguer retornó a la Argentina luego de participar de la reunión plenaria de la Pontificia Comisión para América Latina, donde se analizó el tema de “La Familia y la Educación Cristiana en Nuestro Continente”.
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Mons. Aguer destacó que es “una cuestión de máxima actualidad” que “permite descubrir problemas fundamentales de la evangelización y de la cultura de los pueblos americanos” y que fueron “días de trabajo que culminaron con un formidable encuentro con el Santo Padre Benedicto XVI”.
El Prelado platense recordó que “la familia es la primera escuela en la formación integral de la persona humana”. “Mucho antes de que el niño acceda a la primera instrucción elemental o incluso a la catequesis en una parroquia o en un colegio católico es en la familia donde debe recibir los fundamentos de la cultura humana y de la fe”, agregó.
El Prelado destacó que es en el seno familiar donde los niños aprenden “aquellos valores elementales” como “el respeto, el trato con los demás, el sentido de la generosidad, la posibilidad de integrarse adecuadamente en una comunidad determinada”. “Y luego, también, es en la familia donde el niño recibe los rudimentos de la fe”, agregó.
Falta de Catequesis en el Hogar
El Prelado platense reconoció que “a veces observamos que cuando inicia un chico de 8, 9 o 10 años el proceso catequístico para completar la iniciación cristiana ni siquiera sabe hacerse la señal de la cruz o ignora las oraciones fundamentales”. Y afirmó que “¡Es en la familia donde se orienta el camino de una persona humana! Y los expertos aseguran que es en los primeros años de vida, incluso antes de los 6 años, cuando se configura de un modo casi definitivo esa personalidad”.
Mons Aguer también se preguntó: “¿Cómo se hace en un contexto social y cultural como el que vivimos para que la familia asuma en plenitud esta misión que es un derecho y un deber?, destacando que “nuestra cultura no ayuda precisamente a eso más bien todo lo que hace contribuye al debilitamiento interior de la familia, a la quiebra de la unidad familiar, la preocupación a veces imprescindible por sobrevivir en un contexto económico y social muy negativo, la formación escasa de padres y madres para educar a sus hijos.”
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