Al recibir al Prof. Juan Gómez Martínez, nuevo Embajador de Colombia ante la Santa Sede, el Papa Benedicto XVI expresó su preocupación por las leyes que retiran el amparo a los no nacidos, y expresó su deseo de que este país siga protegiendo la vida y la familia.

El Pontífice recordó en su discurso que el Embajador “viene a representar ante la Santa Sede a una Nación que, a lo largo de su historia, se ha distinguido por su identidad católica” y destacó “la filial devoción de los colombianos al Sucesor de Pedro, como fruto de una arraigada vivencia de la fe cristiana, y que se manifiesta además en el aprecio de los fieles hacia los obispos y sus colaboradores, tratando de mantener las tradiciones y las virtudes heredadas de los mayores”.

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Tras destacar los esfuerzos de Colombia “para buscar la paz y la reconciliación, junto con el empeño por fomentar el progreso y unas instituciones democráticas más sólidas”; el Papa reconoció sin embargo que “se siguen dando complejas situaciones en el campo político y social”.

Al respecto, el Pontífice destacó como desafíos “el llevar adelante un diálogo de paz, necesario a pesar de los múltiples escollos que surgen en el camino. Persisten, además, otros problemas en la sociedad que atentan contra la dignidad de las personas, la unidad de las familias, un justo desarrollo económico y una conveniente calidad de vida”.

“Aprecio que Vuestra Excelencia haya subrayado la importante labor de la Iglesia Católica para la reconciliación nacional. En efecto, además de la participación directa de algunos obispos, sacerdotes y religiosos en las acciones encaminadas a construir la paz, su voz ha resonado también en los momentos decisivos de la vida colombiana, recordando cuáles son las bases insustituibles del verdadero progreso humano y de la convivencia pacífica, exhortando a los católicos y a los hombres de buena voluntad a seguir el camino del perdón y de la responsabilidad común para instaurar la justicia”, dijo el Pontífice.

La vida y la familia

Sin embargo, señaló el Papa, “no puedo dejar de expresar a Vuestra Excelencia mi preocupación por las leyes que conciernen a cuestiones muy delicadas como la transmisión y defensa de la vida, la enfermedad, la identidad de la familia y el respeto del matrimonio”.

“Sobre estos temas –señaló–, y a la luz de la razón natural y de los principios morales y espirituales que provienen del Evangelio, la Iglesia Católica seguirá proclamando sin cesar la inalienable grandeza de la dignidad humana”.

Es necesario apelar también a la responsabilidad de los laicos presentes en los órganos legislativos, en el Gobierno y en la administración de la justicia, para que las leyes expresen siempre los principios y los valores que sean conformes con el derecho natural y que promuevan el auténtico bien común”, subrayó el Pontífice.

Benedicto XVI señaló también que “es mi ardiente deseo que en su país se ponga fin a este cruel flagelo de los secuestros, que atentan de manera tan grave a la dignidad y a los derechos de las personas. Acompaño con mi oración a quienes se hallan injustamente privados de la libertad y expreso mi cercanía a sus familias, confiando en su pronta liberación”.

la intercesión de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá sobre el querido pueblo colombiano