Al hablar durante la Catequesis de este miércoles de los primeros cristianos, en este caso los esposos romanos Priscila y Áquila, colaboradores de San Pablo en Corinto, el Papa Benedicto XVI destacó que la Iglesia nació y se consolida en el hogar de los creyentes.
El Pontífice recordó que Priscila y Áquila fueron expulsados de Roma por el emperador Claudio a raíz de los tumultos provocados por los primeros cristianos y llegaron a Corinto alrededor del año 50, donde conocieron a San Pablo.
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El Santo Padre explicó que Priscila junto a su marido Áquila “desarrolló un papel fundamental en el ámbito de la Iglesia primitiva: acogió en su casa a los cristianos locales cuando se reunían para escuchar la palabra de Dios y celebrar la Eucaristía”.
“Ese tipo de reunión que en griego se llama ‘eklesia’. En casa de Priscila se reúne, por lo tanto, la Iglesia primitiva que celebraba en Cristo los sagrados misterios: la Iglesia nace en las casas de los creyentes”, agregó.
“Los cristianos hasta el siglo III no tuvieron verdaderos lugares de culto”, recordó el Papa; y subrayó que “durante la primera mitad de los siglos I y II, las casas de los cristianos se transformaron en verdaderas y propias iglesias”.
“Gracias a la fe y a la entrega apostólica de fieles laicos, de familias y de parejas como la de Priscila y Áquila, el cristianismo ha llegado hasta nuestra generación. No crecía solamente gracias a los apóstoles que lo anunciaban. Para enraizarse en la tierra del pueblo, para desarrollarse le hacía falta la entrega de estas familias que ofrecieron el 'humus' para el crecimiento de la fe”.
“La Iglesia crece siempre así –exclamó el Santo Padre–. En particular esta pareja demuestra lo importante que es la acción de los esposos cristianos. Toda casa puede transformarse en una pequeña Iglesia”.
“No es casual que en la epístola a los Efesios –afirmó el Papa– Pablo compare la relación matrimonial a la comunión esponsal entre Cristo y la Iglesia. Incluso podríamos decir que el apóstol indirectamente moduló la vida de la entera Iglesia sobre la de aquella familia. La Iglesia es, en realidad, la familia de Dios”.
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