La Comisión Episcopal de Pastoral de la Conferencia Episcopal Española (CEE), llamó a evangelizar el mundo de la salud por medio de "iniciativas concretas", en una sociedad que vive "una confianza ilimitada en la ciencia" y que de manera equivocada "exalta la salud y la idolatra".
En su mensaje con motivo de la Campaña del Enfermo 2007, los obispos destacan los logros técnicos y científicos en el campo de la medicina, pero advirtieron al mismo tiempo que "desde hace unos años se promueve una cultura de la salud no exenta de graves contradicciones y ambigüedades".
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El texto indica que si bien "se defiende el respeto y el cuidado de la vida", se adopta a la vez "comportamientos individuales y sociales que difunden una cultura anti-vida" a través del aborto y la eutanasia. "Se desarrolla el cuidado del cuerpo, pero se olvida la dimensión espiritual de la persona", señalan los obispos y advierten que cuanto mayor es el poder técnico del hombre, más necesaria es "una ética que salvaguarde la dignidad del ser humano".
En ese sentido, el documento afirma que la respuesta de la Iglesia debe ser "la proclamación y la vivencia del mensaje alegre de la esperanza, fundado en la certeza de la resurrección de Cristo y, por tanto, en el amor y la fidelidad salvadora de Dios".
"Hoy es más necesario evangelizar el mundo de la salud y la enfermedad, recordar cada día la parábola del Buen Samaritano. Dos aspectos de la misión de toda comunidad cristiana: -el anuncio del Evangelio y el testimonio de la caridad-, subrayan lo importante que es traducir el mensaje de Cristo en iniciativas concretas", afirma el texto.
Por ello, invitan a promover "una nueva cultura de la salud, más atenta a todas las dimensiones del ser humano y más abierta a su salvación definitiva", interpelando a la cultura moderna "sobre el concepto de hombre que se esconde tras ese modelo de salud tecnificada, medicalizada e idolatrada".
Una nueva cultura de la salud, indican, debe aportar "sentido ético y criterios morales al servicio de una vida realmente humana", enseñando "la verdadera actitud ante el dolor y el sufrimiento" y promoviendo "la solidaridad con los pueblos más pobres y desvalidos de la tierra".
"Es tarea urgente imprimir un rostro más humano a la asistencia y al cuidado a los enfermos. Cuando el gesto va acompañado de la caridad se traduce en dedicación generosa (…), y posee una fuerte carga interna que trasciende todo", afirman los obispos. Esta actitud, indican, "será siempre proclamación silenciosa, pero eficaz, del Evangelio".
El mensaje está firmado por el Obispo de Alcalá de Henares, Mons. Jesús Catalá Ibañez; el Obispo de Orihuela-Alicante, Mons. Rafael Palmero Ramos; el Obispo de Lleida, Mons. Francisco Ciuraneta Aymí; el Obispo de Girona, Mons. Carlos Soler Perdigó; y el Obispo Auxiliar de Valencia, Mons. Esteban Escudero Torres.
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