La Santa Sede dio a conocer este lunes las palabras que el Papa Benedicto XVI dirigió el sábado por la tarde a los participantes de la Jornada de la Vida Consagrada, a quienes recordó que la consagración testimonia el sentido de la vida en Dios.
Tras saludar a consagrados y consagradas de diversos carismas, el Pontífice afirmó que la jornada era “muy oportuna para pedir juntos al Señor el don de una presencia cada vez más incisiva y consistente de los religiosos, religiosas y personas consagradas en la Iglesia en marcha por los caminos del mundo”.
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“En nuestra época –dijo el Papa–, está muy difundida sobre todo entre los jóvenes la necesidad de encontrar a Dios. Los que han sido elegidos por Dios para la vida consagrada hacen suyo de forma definitiva este anhelo espiritual.
“Con su ejemplo proclaman a un mundo a menudo desorientado, pero en realidad siempre en búsqueda de un sentido, que Dios es el Señor de la existencia”, agregó.
El Santo Padre señaló luego que las personas consagradas, “eligiendo la obediencia, la pobreza y la castidad por el Reino de los Cielos, demuestran que cualquier apego y amor a las cosas y a las personas es incapaz de saciar definitivamente el corazón”.
Benedicto XVI recordó que cuando se renuncia a todo para seguir a Cristo, “también la persona consagrada que sigue sus huellas se transforma necesariamente en ‘signo de contradicción’, porque su forma de pensar y de vivir, a menudo contrasta con la lógica del mundo.
“Ante un valor semejante –agregó–, ¡cuanta gente sedienta de verdad se conmueve y se siente atraída por quienes no dudan en dar la propia vida por aquello en que creen!".
El Papa exhortó a los presentes a no olvidar jamás que la vida consagrada era “un don divino y que en primer lugar es el Señor el que la lleva a buen puerto”.
“Esta certeza os debe consolar y preservar de las tentaciones del desaliento frente a las dificultades inevitables de la vida y a los múltiples retos de la época moderna”, advirtió.
arded con esta llama y hacedla resplandecer en vuestra vida