El Equipo de Documentación y Análisis de la organización Hazte Oír (HO) reeditó un revelador informe que documenta las presiones de las Naciones Unidas y otros organismos internacionales por extender el aborto legal en América Latina.
HO ha publicado una versión actualizada hasta fines del año 2006 del informe "Acoso y derribo a la vida. Alucinante apuesta de la ONU por el Aborto en Iberoamérica", publicado por primera vez en mayo pasado.
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Según HO, el informe "analiza la estrategia protagonizada por diversos grupos internacionales para impulsar el aborto en el continente americano" y tiene como objetivo que "la opinión pública conozca la realidad que se esconde tras esta estrategia conjunta de organizaciones internacionales diseñada desde hace más una década".
El informe recuerda que "Iberoamérica es el único continente donde todos los países, excepto Cuba, reconocen que matar a un niño no nacido es un crimen. En medio de ello se gesta el plan de extensión del aborto libre en Iberoamérica, que se trazó en Nueva York en diciembre de 1996, aunque antes ya se acosaba a esos países para que legalizasen el aborto".
"Naciones Unidas tan sólo es un instrumento financiado por todos los países que forman la Organización. Detrás está una red de organizaciones internacionales, coordinadas por el Centro de Derechos Reproductivos de Nueva York y financiadas por las fundaciones Rockefeller, McArthur, Packard, Ford, Merck entre otras, que persiguen meticulosamente su objetivo abortista, mediante la manipulación consciente de Naciones Unidas por medio de su Comité de Derechos Humanos", sostiene.
Asimismo, analiza los casos de Colombia y Brasil. "Es este último un gran caso llamativo en Iberoamérica. A pesar de que un 97% de la población está en contra el aborto, el gobierno de Luis Ignacio Lula da Silva ya se había comprometido por escrito ante Naciones Unidas a abolir toda restricción legal que hasta la fecha imposibilita la práctica del aborto libre en el país. La tramitación del proyecto del gobierno brasileño está suspendida de forma provisional, por intereses tácticos electorales, ya que habrá elecciones en el segundo semestre de este año", indica.
Sin embargo, sostiene que "es en Colombia donde se ha venido librando una presión especial: según la estrategia diseñada por los instigadores de la campaña abortista, si se legaliza el aborto libre en ese país, a continuación se sucederán en cascada legalizaciones del aborto en toda Iberoamérica. De ahí que Colombia se haya convertido en el caballo de batalla de los abortistas enmascarados en Naciones Unidas".
El informe también se refiere a Argentina, donde se pretende introducir el aborto a través del el polémico Protocolo del Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; Chile, con la insistencia en la administración de la píldora siguiente y las presiones al Senado a favor del aborto; y México, donde el diputado del PRI para México DF, Armando Tonatiuh González, anunciaba la intención de que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) de someter a referéndum, en febrero de 2007, las iniciativas legislativas sobre el aborto y la eutanasia.
"La despenalización del aborto en Colombia, con los consiguientes efectos sobre el resto del continente, se gestó por la presión sin escrúpulos de numerosas organizaciones internacionales sobre la Corte Constitucional Colombiana, desarrollando acciones de influencia no sólo de lobby, sino propias de inteligencia. Según una encuesta realizada en julio de 2005 por el Instituto Gallup, un 86,6% de los colombianos se han manifestado claramente en contra de la legalización del aborto. Sin embargo, desde 1975 han sido presentados en el país, discutidos y reprobados en el Congreso, nada menos que cinco proyectos para legalizar el aborto", explica HO.
Finalmente, informe ofrece "una serie de claves sobre lo que pueden hacer los ciudadanos para contrarrestar las presiones abortistas internacionales" como el envío de mensajes a las autoridades y la creación de redes ciudadanas. "No se trata de hacer que parezca una conspiración contra la vida. Sencillamente, lo es", advierte.