Esta mañana el Papa Benedicto XVI recibió en la Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano a los miembros del Tribunal de la Rota Romana con ocasión de la inauguración del año judicial y los exhortó a rescatar la dimensión intrínsecamente jurídica del matrimonio en armonía con la tradición de la Iglesia sin dejarse seducir por una mentalidad relativista.
En su discurso el Santo Padre reflexionó sobre la dimensión jurídica del matrimonio recordando que “en las causas de nulidad matrimonial, la verdad del proceso presupone la verdad del matrimonio mismo”, expresión que “pierde relevancia existencial en un contexto cultural marcado por el relativismo y el positivismo jurídico, que consideran al matrimonio como una mera formalización social de las uniones afectivas”.
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De este modo el Pontífice hizo notar como el matrimonio se “vuelve contingente como lo pueden ser los sentimientos humanos, sino que también se presenta como una estructura legal que la voluntad humana podría manipular a placer, privándola hasta de su índole heterosexual”.
Asimismo el Papa llamó la atención sobre el hecho que tal mentalidad entra también en la mentalidad de los fieles y que a “algunos les parece que la doctrina conciliar sobre el matrimonio, intima comunitas vitae et amoris, debería llevar a negar la existencia de un vínculo conyugal indisoluble, pues se trataría de un ideal al cual no pueden ser ‘obligados’ los ‘cristianos normales’”.
“En efecto –prosiguió-, se ha difundido también en ciertos ambientes eclesiales la convicción según la cual el bien pastoral de las personas en situación matrimonial irregular exigiría una suerte de regularización canónica, independientemente de la validez o nulidad del matrimonio, es decir, independientemente de la verdad sobre su condición personal”.
Ante tal situación Benedicto XVI reafirmó que “el matrimonio tiene una verdad, a cuyo descubrimiento y profundización concurren armónicamente la razón y la fe, es decir el conocimiento humano, iluminado por la Palabra de Dios, sobre la realidad sexualmente diferenciada del hombre y de la mujer, con sus profundas exigencias de complementariedad, de donación definitiva y de exclusividad”.
“A partir de esta unidad dual de la pareja humana se puede elaborar una auténtica antropología jurídica del matrimonio. Todo matrimonio es ciertamente fruto del libre consenso del hombre y de la mujer, pero su libertad traduce en acto la capacidad natural inherente a su masculinidad y feminidad”, agregó.
De este modo Su Santidad recordó que “de frente a la relativización subjetivista y libertaria de la experiencia sexual, la tradición de la Iglesia afirma con claridad el índole naturalmente jurídico del matrimonio, es decir su pertenencia por naturaleza al ámbito de la justicia en las relaciones interpersonales. En esta óptica el derecho se entrecruza verdaderamente con la vida y con el amor como su intrínseco deber ser”.
Finalmente el Papa hizo un llamado a reaccionar ante la “mentalidad relativista… con valentía y confianza, aplicando constantemente la hermenéutica de la renovación en la continuidad sin dejarse seducir por vías interpretativas que implican una rotura con la tradición de la Iglesia”.