Mons. Miguel Cabrejos Vidarte, OFM, Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, denunció la creciente “tiranía del relativismo” y los atentados contra el derecho a la vida en el Perú, y llamó a una evangelización renovada.
Al inaugurar este lunes la 89º Asamblea General Ordinaria del Episcopado peruano, el Arzobispo de Trujillo señaló que “la dictadura del relativismo, el desenfreno de las pasiones, la conculcación a los derechos a la vida, los nuevos areópagos culturales y las endiosadas estructuras sociales y políticas, también presentes en nuestra patria y en nuestro continente, nos hacen vivir una época muy parecida a la de los primeros siglos de la Iglesia, los mismos que fueron fecundamente misioneros”.
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Mons. Cabrejos destacó luego algunos indicativos de los desafíos pastorales:
- Los grupos no católicos han logrado un crecimiento sostenido en los últimos 50 años: “actualmente, entre el 15 y 20% de peruanos ya se definen como miembros de una institución religiosa no católica”.
- Una creciente brecha entre la “natalidad” y la participación en los sacramentos de iniciación cristiana.
- Se habla mucho de derechos humanos, “pero con frecuencia se olvida que ellos necesitan un fundamento estable, no relativo, no opinable, y este fundamento no puede ser más que la dignidad de la persona”.
“Hoy, es urgente trabajar para que se respete la ley natural, independientemente de la fe que se profese”, explicó el Prelado y señaló especialmente su preocupación por el documento denominado “guía clínica de interrupción del embarazo, a menor de 22 semanas”, que se encuentra en proceso de elaboración por las autoridades del Ministerio de Salud y que, de facto, y obedeciendo a las presiones feministas, legalizaría el aborto en el país.
“Debemos acrecentar la función medular de la Iglesia en la sociedad, la vigencia de la fe, acrecentar nuestra oferta eclesial y mejorar la participación de la feligresía en la Eucaristía”, explicó Mons. Cabrejos.
“Debemos recordar –agregó- que no hay nada más renovador que volver a las fuentes de nuestra fe, volver al fundamento, volver a Jesucristo; y en base a Él, mostrar la unidad de nuestro episcopado y la unidad de la llegada pastoral a toda nuestra feligresía”.
“Hoy más que nunca necesitamos una Iglesia con criterios pastorales comunes, que asume en conjunto los grandes y urgentes retos pastorales con estrategias coordinadas de evangelización. Una evangélica pastoral de todo el pueblo de Dios”, concluyó.