El Obispo de Hong Kong, Cardenal Joseph Zen, presidirá el grupo de trabajo permanente creado para mejorar las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y China, por lo cual abandonará el puesto que ocupa hasta ahora para dedicarse por completo a su nueva labor, según informó la prensa local.
"El Papa es una persona racional y considera que el tema de China es más importante que Hong Kong", señaló el Purpurado en declaraciones recogidas por el diario "Apple Daily".
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Por su parte, según el "South China Morning Post", el Cardenal declaró que el grupo de trabajo "será creado porque ha sido una buena experiencia trabajar juntos en resolver problemas relacionados con China"; en referencia a la reunión mantenida entre el viernes y el sábado con expertos en China de la Secretaría de Estado y obispos chinos como el Cardenal Zen, el Obispo Emérito de Kaohsiung (Taiwan), Cardenal Paul Shan Kuo-hsi; y el Obispo de Macao, Mons. José Lai Hung-seng.
La reunión concluyó con un comunicado del Vaticano invitando a Beijing a seguir con un canal de comunicación abierto para reanudar las relaciones diplomáticas. Asimismo, se anunció que el Papa Benedicto XVI enviará una carta a los católicos chinos.
Desde la Asociación de la Iglesia Católica Patriótica de China, la única autorizada por el Gobierno chino y que reconoce a éste como su máxima autoridad, se ha recibido positivamente el comunicado de la Santa Sede.
Liu Bainian, Vicepresidente de la asociación, dijo que espera que "esta carta que nos ha escrito se centre en el tema del amor. Nuestra misión es propagar la fe en China, y en asuntos de fe tenemos que unirnos al Papa".
Liu aprovechó, no obstante, para defender la supuesta libertad de culto existente en China, ya que, afirmó, el comunicado reconoce el aumento de fieles en el país, una prueba para él inequívoca de que el Vaticano está reconociendo que en China existe libertad religiosa.
Pero, y según palabras del editorial del "Morning Post", "hay poco que el Vaticano pueda ofrecer para alcanzar un acuerdo que repare los 56 años de rencilla": Roma ya ha aceptado romper sus vínculos con Taiwán -condición que China impone a cualquier estado que quiera mantener relaciones diplomáticas- y el problema principal viene de la negativa de Beijing a aceptar la estructura jerárquica católica, que otorga al Papa un papel central.
"China es consciente" del problema, señala el diario, lo que la ha hecho adoptar una actitud más tolerante hacia los católicos en las últimas dos décadas; pero, si quiere reforzar su papel en la arena global, afirma, deberá tener presente que "la libertad religiosa es un importante componente de la aceptación internacional de una nación".