El Arzobispo de Valencia, Mons. Agustín García-Gasco, precisó que "los valores nucleares del ser humano se protegen si se respetan tres bienes básicos de cada uno: su dignidad, su vida y su libertad religiosa".
Según informa la agencia AVAN, en su carta semanal titulada "El compromiso que nos pide Benedicto XVI", el Prelado indicó que "sólo si reconocemos derechos intocables, se evitarán intromisiones inaceptables en los derechos humanos".
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Asimismo, exigió que se respete el derecho a la libertad religiosa de los católicos ante el "escarnio cultural sistemático respecto a las creencias religiosas" que se vive en "países democráticos que parecían haber consolidado el respeto a la libertad de las personas" como España.
"Sin la actitud de respeto, sin cultivar la virtud de la justicia que nos permite dar y conocer a cada uno lo que le pertenece, la paz se ve amenazada en cada uno de los ámbitos de la convivencia", señaló Mons. García Gasco y animó a promover el "respeto incondicional a la dignidad de cada ser humano desde la educación en la familia, en la escuela o en la propia comunidad política" ya que la formación de las personas "es la raíz de la paz verdadera y forma parte del anuncio del Evangelio".
Luego de recordar que todos "estamos llamados a ser cuidadores del don de la vida que recibimos de Dios", el Arzobispo advirtió que la dignidad del ser humano "está siendo pisoteada en nuestra sociedad cada vez que se atenta contra su vida", ya sea con las "atrocidades palmarias, como los conflictos armados, el terrorismo y las diversas formas de violencia", así como con las "muertes silenciosas provocadas por el hambre, el aborto y la experimentación sobre los embriones humanos".
Para el Prelado, "los católicos debemos evitar ese relativismo que acaba con la vida de los seres humanos en los momentos más difíciles de su existencia y que responde a intereses utilitaristas o de políticas económicas que ven al ser humano como una carga cuando no está en condiciones de producir".
En cuanto a la libertad religiosa, Mons. García-Gasco indicó que existe una "grave falta de paz que hay en el mundo cuando los cristianos o los seguidores de otras religiones encuentran dificultades para profesar pública y libremente sus convicciones religiosas" y advirtió la existencia de "un laicismo intolerante e integrista que pretende prohibir las manifestaciones públicas de la religión".
"Cuando no se respeta la dignidad del ser humano, cuando se ataca su vida y se oprime su libertad, se está promoviendo una mentalidad y una cultura negativa para la paz", dijo el Arzobispo y exhortó a "rehacer una verdadera cultura de la dignidad humana y de sus derechos fundamentales para que los deseos de paz auténtica no queden dramáticamente frustrados".