Ante miles de fieles que se reunieron en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus dominical el día en que la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, el Papa Benedicto XVI hizo un llamado a ver en la migración "no solo un problema" sino una bendición para el mundo.
El Santo Padre exhortó a mirar a la “santa Familia de Nazaret, ícono de todas las familias, porque refleja la imagen de Dios custodiada en el corazón de toda humana familia, incluso cuando a veces es debilitada y desfiguradas por las pruebas de la vida”.
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Asimismo el Pontífice destacó que en el “drama de la Familia de Nazaret vemos la dolorosa condición de tantos inmigrantes… reconocemos en particular las dificultades de la familia inmigrante como tales: malos momentos, humillaciones, dificultades, fragilidades”.
Más adelante invitó a “tutelar a los inmigrantes y a sus familias mediante el auxilio de servicios legislativos, jurídicos y administrativos específicos y con redes de servicios de sectores de escucha y de estructuras de asistencia social y pastoral”.
Tras citar el número creciente de emigrantes en el mundo -200 millones- el Pontífice destacó que "la realidad de las migraciones no debe ser vista solamente como un problema, sino sobre todo como un gran recurso para el camino de la humanidad".
“Solamente en el respeto de la dignidad humana de todos los inmigrantes y el reconocimiento de parte de estos de los valores de la sociedad que los aloja, hacen posible la justa integración de las familias en los sistemas sociales, económicos y políticos de los Países” concluyó el Papa.