En un mensaje con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada del próximo 2 de febrero, el Presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Jesús Sanz Montes, O.F.M., destacó el valor de la dimensión comunitaria de la vocación a la vida consagrada.
El Prelado señala en su mensaje “Vida Consagrada y Familia” que, a semejanza de la vocación matrimonial, la vida consagrada está convocada a reflejar a Dios que es comunión trinitaria de Personas y, por ello mismo, una de las notas que caracterizan su ser vocacional “es la dimensión comunitaria, sea cual sea su expresión concreta”.
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“Esta vocación cristiana significa ser consagrados por el Señor, con los hermanos que Él da, y para la misión a la que envía en su Iglesia: estas son las tres coordenadas, ser del Señor, con los hermanos y para la misión”, señala el Obispo de Huesca y de Jaca.
Al explicar la unidad de los tres aspectos, el Prelado subraya que “no basta ser del Señor, ni basta llevar adelante una misión, ni tampoco es suficiente estar hermanados. Son precisas las tres dimensiones que precisamente vehiculan y explicitan esta vocación eclesial: la consagración, la comunión y la misión. Por eso, hay un elemento ‘familiar’ que hace de gozne en esa tríada: ser hermanos desde Dios y para la salvación del mundo”.