La religión, especialmente el cristianismo, parecen estar de vuelta en la ultra secular Holanda; aunque quienes regresan a la fe buscan alejarse de la vida pública en vez de salir a su encuentro.
Así lo revela un análisis titulado, “El futuro post-secular de Holanda”, elaborado por el periodista holandés Joshua Livestro.
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Luego de comentar el incremento de las personas que rezan en sus centros de labores y las grandes empresas que hoy permiten las oraciones públicas, Livestro cita el libro de Adjiedj Bakas y Minne Buwalda, en el que ambos afirman que “Dios está de vuelta en Holanda” y ponen como ejemplo la vuelta de los crucifijos y símbolos religiosos a las aulas de las escuelas católicas.
Asimismo, Livestro comenta el éxito de algunos escritores cristianos cuyas obras han ganado los premios más prestigiosos del país. Estos libros, como el “Specht and Son” del autor católico Willem Jan Otten, tienen una favorable visión del Cristianismo.
Pero no todas son buenas noticias: Livestro explica que las confesiones cristianas han ido perdiendo a muchos de sus miembros. Para la mayoría de “las iglesias protestantes” no se avizora un buen panorama pues sus miembros “han descendido de 23 por ciento en 1950, a 6 por ciento de la población”, y de acuerdo a los cálculos del gobierno, estas cifras bajarán aún más hasta llegar a dos por ciento; mientras que los católicos han bajado de “42 por ciento de la población en 1958 a 17 por ciento hoy, cifra que podría llegar a un 10 por ciento en el año 2020”.
Paradójicamente, el periodista holandés explica que este decrecimiento se detuvo entre los menores de 20 años desde 1990; sector de la población en el que los cristianos constituyen el 40 por ciento de la población total.
Luego de mencionar a algunas denominaciones cristianas que atraen y comparten su fe con los jóvenes, Livestro precisa que pese al proceso de secularización, los jóvenes siguen asistiendo a las distintas iglesias que hay en la ciudad y que el porcentaje de ellos que asiste en el país a una iglesia aumentó en los últimos años.
Para el también columnista del diario más leído de Holanda, De Telegraaf, y de la edición en holandés de la revista Reader's Digest, otro de los fenómenos que llevan a “una sociedad post-secular” son el paso, para las iglesias jóvenes, de los templos a lugares más informales como “centros culturales, salones deportivos, salones escolares para asambleas, estacionamientos, incluso night clubs”.
“La idea parece ser que el lugar se parezca lo menos posible a los lugares tradicionales para así atraer a más creyentes”, añade.
En medio de toda esta transformación y del hambre espiritual de los jóvenes, surge una nueva forma de lugar: la casa-templo. Al igual que las primeras comunidades cristianas “del primer siglo, pequeños grupos se reúnen en las casas de cada uno de los miembros, comparten los alimentos y la adoración”, explica Livestro.
En opinión del escritor, “para bien o para mal, el cristianismo holandés es un fenómeno subterráneo”. “Los cristianos holandeses se han ido retirando de las esfera pública, ya sea voluntariamente –como en el caso de las casas-templo o el movimiento de la iglesia joven– o porque no tienen la suficiente confianza como para hablar sobre su fe públicamente a una audiencia no creyente”, agrega.
El columnista explica también que mientras los cristianos han ido desapareciendo de la esfera pública, “los musulmanes se integran cada vez más en ella” y son ahora “el 6 por ciento de la población holandesa”. Como ejemplo de este avance, menciona la nueva mezquita que están construyendo en Amsterdam.
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