Al reunirse esta mañana en la Sala Regia del Palacio Apostólico Vaticano con los 175 miembros del Cuerpo Diplomático, el Papa Benedicto XVI señaló los tres grandes desafíos que enfrenta el mundo de hoy: el hambre, la carrera armamentista, los atentados contra la vida humana y las migraciones.

El Pontífice comenzó su discurso señalando que el inicio del año “invita a mirar la situación internacional para examinar los retos que debemos afrontar juntos”. 

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El Pontífice mencionó primero “el escándalo del hambre, que tiende a agravarse, es inaceptable en un mundo que dispone de bienes, de conocimientos y de medios para subsanarlo”.

“Esto –agregó– nos impulsa a cambiar nuestros modos de vida y nos recuerda la urgencia de eliminar las causas estructurales de las disfunciones de la economía mundial, y corregir los modelos de crecimiento que parecen incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente y un desarrollo humano integral para hoy y sobre todo para el futuro”.

En este contexto, el Pontífice invitó “de nuevo a los responsables de las naciones más ricas a tomar las iniciativas necesarias para que los países pobres, que a menudo poseen muchas riquezas naturales, puedan beneficiarse de los frutos de sus propios bienes”.

Armamentismo

“En el ámbito del desarme”, siguió luego el Santo Padre “se multiplican los síntomas de una crisis progresiva, vinculada a las dificultades en las negociaciones sobre las armas convencionales, así como sobre las armas de destrucción masiva, y, por otra parte, al aumento de los gastos militares a escala mundial. Las cuestiones de seguridad, agravadas por el terrorismo que es necesario condenar firmemente, deben tratarse con un enfoque global y clarividente”.

Refugiados y emigrantes

Hablando luego de  las crisis humanitarias, el Papa lamentó que “millones de hombres y mujeres se vean obligados a dejar sus hogares o su patria debido a violencias, o a buscar condiciones de vida más dignas”.

Es ilusorio pensar que los fenómenos migratorios puedan ser bloqueados o controlados simplemente por la fuerza. Las migraciones y los problemas que crean deben afrontarse con humanidad, justicia y compasión”, explicó el Pontífice.

Derecho a la Vida

El Papa Benedicto XVI agregó luego: “¿Cómo no preocuparse también de los continuos atentados a la vida, desde la concepción hasta la muerte natural? Tales atentados afectan incluso a regiones donde la cultura del respeto de la vida es tradicional, como en África, donde se intenta trivializar subrepticiamente el aborto por medio del Protocolo de Maputo”.

“Se extienden también amenazas contra la estructura natural de la familia, fundada en el matrimonio de un hombre y una mujer, así como los intentos de relativizarla dándole el mismo estatuto que a otras formas de unión radicalmente diferentes”.

El Pontífice advirtió que “otras formas de agresión a la vida se cometen a veces al amparo de la investigación científica. Se apoyan en la convicción de que la investigación no está sometida más que a las leyes que ella se da a sí misma, y que no tiene otro límite que sus propias posibilidades”.

“Es el caso –advirtió el Papa–, por ejemplo, del intento de legitimar la clonación humana para hipotéticos fines terapéuticos”.

Lea aquí el discurso completo del Santo Padre: http://www.aciprensa.com/Docum/benedictoxvi/documento.php?id=90