Antes de recitar la oración del Ángelus con ocasión de la fiesta del Bautismo del Señor –que en Roma y muchos países se celebra este domingo–, el Papa Benedicto XVI recordó que es de este sacramento de donde brota el llamado y el compromiso de todo cristiano con la santidad.
“El compromiso que nace del Bautismo es el de ‘escuchar’ a Jesús: es decir, creer en Él y seguirle dócilmente haciendo su voluntad, la voluntad de Dios. De este modo, cada uno de nosotros puede tender a la santidad, una meta que, como recuerda el Concilio Vaticano II, constituye la vocación de todos los bautizados”, dijo el Santo Padre ante miles de fieles y peregrinos que se dieron cita este mediodía en la Plaza de San Pedro.
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En esta fiesta litúrgica, que cierra el período de Navidad e inicia el “tiempo ordinario”, el Pontífice señaló que el evangelista Lucas narra cómo, mientras Jesús estaba en oración, se abrió el cielo y bajo forma de paloma, descendió a Él el Espíritu Santo. “Se trata de la manifestación del misterio trinitario de forma clara y completa pero al mismo tiempo se trata de un acontecimiento que marca el inicio del ministerio público de Jesús en Palestina”.
“El bautismo de Jesús en el Jordán, es el anticipo de su bautismo de sangre en la Cruz, y también es el símbolo de la completa actividad sacramental con la que el Redentor llevará a cabo la salvación de la humanidad”, dijo el Papa añadiendo que “en el bautismo de Cristo –canta la Liturgia de hoy– el mundo se santifica, los pecados vienen perdonados; en el agua y en el Espíritu nos volvemos criaturas nuevas”.
Más adelante, explicó que “existe una estrecha correlación entre el Bautismo de Cristo y nuestro Bautismo”. “En el Jordán se abrió el cielo para indicar que el Salvador nos ha abierto la vía de la salvación y precisamente, nosotros podemos recorrerla gracias al nuevo nacimiento ‘de agua y de Espíritu’ (Jn 3,5) que se realiza en el Bautismo”.
“Por lo tanto –prosiguió el Santo Padre– el compromiso que nace del Bautismo es el de ‘escuchar’ a Jesús: es decir, creer en Él y seguirle dócilmente haciendo su voluntad, la voluntad de Dios. De este modo, cada uno de nosotros puede tender a la santidad, una meta que, como recuerda el Concilio Vaticano II, constituye la vocación de todos los bautizados”.
“Qué María, la Madre del Hijo predilecto de Dios, nos ayude a ser siempre fieles a nuestro Bautismo”, concluyó el Obispo de Roma su alocución previa a la oración mariana.
Finalmente, tras el Ángelus, Benedicto XVI recordó el bautismo por él realizado esta mañana a 13 niños en la Capilla Sixtina del Vaticano.