Miles de peregrinos se dieron cita este mediodía en la Plaza de San Pedro para rezar el Ángelus este domingo 24 de diciembre con el Papa Benedicto XVI, quien recordó que en Jesús hecho hombre nos sentimos amados y acogidos a los ojos de Dios, y que a tal amor debemos corresponder con la construcción de un mundo de justicia y paz.

“En el Dios que se hace hombre por nosotros, nos sentimos amados y acogidos, descubrimos ser preciosos y únicos a los ojos del Creador”, fueron las palabras con las que el Santo Padre se dirigió a los presentes este IV Domingo del Adviento.

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Recordó a todos que “el nacimiento de Cristo nos ayuda a tomar conciencia de cuanto vale la vida humana, la vida de cada ser humano, desde su primer instante hasta su natural tramonto”.

“Quien abre el corazón a este ‘niño envuelto el pañales’ –prosiguió-, podrá gustar la potencia de la fascinación interior del amor de Dios, que consigue transformar en gozo también el dolor”.

Más adelante, afirmó que “Jesús ha venido para cada uno de nosotros y en Él nos ha hecho hermanos” y que a tal acto corresponde de nuestra parte “superar siempre los prejuicios, derrumbar las barreras y eliminar los contrastes que dividen, o peor aún, que contraponen a los individuos y a los pueblos, para construir juntos un mundo de justicia y paz”.

Finalmente hizo una exhortación a que “estemos disponibles y nos preparemos a recibirlo, listos para darle espacio dentro de nosotros, en nuestras familias, en nuestras ciudades. Que su nacimiento no nos agarre ocupados en festejar la Navidad, olvidando que el protagonista de la fiesta es Él”.