El Papa Benedicto XVI envió un mensaje a través del Cardenal Tarcisio Bertone a Mwai Kibaki, Presidente de turno de la Conferencia Internacional sobre la Región de los Grandes Lagos, haciendo un urgente llamado para lograr la paz en la violenta región del centro de África.

En la cumbre realizada en Nairobi (Kenia), participaron los jefes de Estado y de gobierno de once países de la región, así como los de otros estados limítrofes y asociados. La delegación de la Santa Sede estuvo encabezada por el Arzobispo Luigi Travaglino, Nuncio Apostólico, como enviado especial.

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El Cardenal Bertone escribe en el mensaje que esta cumbre “está llamada a asumir nuevamente el desafío de satisfacer el anhelo de las poblaciones, que sufren desde hace tanto tiempo, de una paz estable, mediante la firma y el cumplimiento del Pacto sobre la Seguridad, Estabilidad y Desarrollo”.

“Los cuatro aspectos contemplados en este plan (paz y seguridad, democracia y buen gobierno, desarrollo económico e integración regional, promoción social y humanitaria) están entretejidos y se incluyen mutuamente”, dice el mensaje.

“Ninguno de estos logros humanos puede subsistir de forma estable y legítima sin el apoyo de los demás. Requieren por parte de todos los que están implicados –autoridades y ciudadanos– generosidad, valentía y perseverancia”.

Tras poner de relieve que la Iglesia Católica “considera muy importantes los valores contenidos en estas propuestas y que durante muchos años se ha comprometido incansablemente a ellos”, el Purpurado afirma: “Su Santidad confía en que la comunidad católica seguirá actuando en este sentido con generosidad, colaborando con los miembros de otras religiones y con todos los hombres y mujeres de buena voluntad”.

Benedicto XVI, continúa el texto, “alienta a todas las delegaciones presentes en esta conferencia a asumir con valentía su responsabilidad histórica. Les acompaña con sus oraciones para que lleguen a un acuerdo y pongan en práctica medidas concretas que rechacen decididamente todo recurso a la violencia y fomenten la única alternativa racional y humana a la guerra: la negociación y el diálogo. Confía en que, sobre la base de una paz auténtica y estable, la Región de los Grandes Lagos, con sus recursos humanos y naturales y el apoyo de la comunidad internacional, supere los problemas actuales y ofrezca a sus poblaciones la auténtica esperanza de un futuro digno”.

Los obispos de la región

En la declaración final, los obispos de la región de los Grandes Lagos recalcan los problemas de la zona, entre ellos "la inestabilidad política, la violencia como consecuencia de una concepción negativa de la identidad étnica y la pobreza".

"Debido a la violencia que ha causado la pérdida de tantas vidas, parte de nuestras gentes se siente dividida y sin esperanza", dicen los prelados, agregando que "esta iniciativa de los jefes de Estado y gobierno brinda la posibilidad de iniciar un proceso de reconciliación que la Iglesia aprueba completamente, comprometiéndose a invitar a nuestros pueblos al perdón y a la reconciliación en nombre de la coexistencia pacífica ahora y en el futuro".

"Pedimos a todos los responsables que aseguren una distribución equitativa de recursos tanto en ámbito nacional como regional. Nos comprometemos a actuar para prever y prevenir las situaciones negativas y explosivas. Así ahorraremos a nuestra región guerras extenuantes”.