Miles de peregrinos se dieron cita en la Plaza de San Pedro a pesar del frío de invierno para rezar el Ángelus Dominical con el Papa Benedicto XVI, quien hizo una invitación a los presentes a anunciar el verdadero gozo de la Navidad frente a quienes son "pobres de gozo" porque buscan su alegría en las falsas promesas del mundo.
Antre los peregrinos, que incluía a miles de niños romanos que asistieron portando para su bendición las imágenes del Niño Jesús -los Bambinelli- que colocarán en los Nacimientos hogareños, el Pontífice señaló que “el gozo que la liturgia despierta en los corazones de los cristianos, no está reservada solo a ellos: es un anuncio profético destinado a la entera humanidad”
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Haciendo referencia al Tercer Domingo de Adviento, o "Domingo del Gozo", el Santo Padre exhortó a pensar en todos aquellos “pobres de gozo” como aquellos que “viven el drama de la guerra”, “tantos enfermos y personas solas que, además de ser puestas a prueba en lo físico, lo son también en el alma”, y “pensemos especialmente en aquellos que han perdido el sentido de la verdadera alegría, y la buscan vanamente ahí donde es imposible encontrarla: en la exasperada carrera hacia la autoafirmación y el éxito, en las falsas diversiones, en el consumismo, en los momentos de ebriedad, en los paraísos artificiales de la droga y en toda forma de alienación”.
Ante tales situaciones el Papa se preguntó y preguntó a los presentes: “¿Qué alegría pueden vivir? ¿Cómo será su Navidad?” Y respondiendo recordando que “la invitación a la alegría no es un mensaje alienante, ni un estéril paliativo, sino, profecía de salvación, llamado a un rescate que parte de la renovación interior”.
“Para transformar el mundo –continuó- Dios ha escogido a una humilde muchacha y la ha llamado con este saludo: ‘Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo’. En estas palabras se encuentra el secreto de la auténtica Navidad. Dios las repite a la Iglesia y a cada uno de nosotros: ¡Alegraos, el Señor está cerca!”