Días después de que el partido en el Gobierno, PSOE, publicara un Manifiesto por el 28º aniversario de la Constitución española en el que hace una "profesión de fe" en el laicismo radical que excluye a Dios del ámbito público, el obispo de Palencia, Mons. José Ignacio Munilla, alertó sobre el "proceso muy grave de manipulación" del texto constitucional que pretende hacer de esta ideología "una especie de ‘religión estatal’".
En su reciente carta "El laicismo que viene (Cómo cambiar el agua de la pecera sin que se enteren los peces)", el Prelado asegura que "estamos asistiendo a un proceso muy grave de manipulación de la letra y del espíritu del texto constitucional".
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"Se nos quiere confundir diciendo una y mil veces que la Constitución Española es laica. A base de repetir esta falsedad, terminan por engañar a una parte importante de la población. Lo cierto es que la Constitución Española es aconfesional, que no es lo mismo, ni tan siquiera parecido", explica.
Nuestra Carta Magna es "aconfesional", es decir, reconoce que el Estado "valora positivamente la presencia del hecho religioso en el ámbito público, sin que tenga por ello que hacer suya una confesión religiosa determinada", además de hacer "mención expresa de la fe católica, como aquella que ha forjado la historia e identidad cultural de este pueblo".
"No podemos permitir que nos den gato por liebre. Los que pretendan introducir en España una legislación laicista, que sepan que tendrán que modificar para ello la Carta Magna. De lo contrario, estarán pretendiendo cambiar el agua de nuestra pecera, sin pedirnos permiso", advierte el prelado español.
"Educación para la Ciudadanía" y objeción de conciencia
Respecto al texto socialista, "Constitución, laicidad y Educación para la Ciudadanía", que intenta justificar la formación de los escolares en este laicismo, Mons. Munilla constata que "les gustaría a algunos suprimir del texto constitucional el artículo referente a que, son los padres los que tienen el derecho a educar a sus hijos conforme a sus principios".
"Por desgracia, todo hace presagiar que la asignatura de la ‘Educación para la Ciudadanía’ va a provocar el enfrentamiento entre quienes pretenden hacer de la laicidad una especie de ‘religión estatal’ y quienes entendemos que el Estado no es quién para transmitir contenidos morales contrarios al sentimiento religioso de los padres". Asimismo cuestiona la propuesta socialista de regirse por un "mínimo común ético", pues está demostrado que es imposible llegar a este consenso "con quien ha hecho una bandera, del rechazo de las raíces cristianas de la cultura española".
Después de aludir a la "descripción tan agresiva hacia ‘los monoteísmos que siembran fronteras’, y tan benévola hacia el laicismo que ‘crea espacios de integración’" del Manifiesto, "sólo nos queda decir que la objeción de conciencia es el último recurso de quien se ve avasallado en sus principios".
Tras apuntar que el Manifiesto "es incompatible con el discurso de la llamada Alianza de Civilizaciones", el obispo concluyó asegurando que "el relativismo no puede ser el fundamento de la democracia" y advirtiendo que "una democracia sustentada en el agnosticismo y en el relativismo, deriva muy fácilmente en un totalitarismo abierto o encubierto".