El presidente de la Junta Islámica de España, el cordobés Mansur Escudero, anunció que los musulmanes rezarán en la Catedral de Córdoba aunque no cuenten con la autorización del Obispo local, Mons. Juan Asenjo.
Escudero declaró a Europa Press que dirigirá una carta a Mons. Asenjo luego que el Presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Mons. Ricardo Blázquez, considerara posible que se permitan las oraciones personales o individuales de musulmanes en el templo cordobés, que fue mezquita hasta inicios del siglo XVI.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El líder musulmán señaló que en la carta que dirigirá a Mons. Asenjo le informará que "los musulmanes, desde el pleno acuerdo con lo dicho por el presidente de la CEE, acudiremos a rezar a la Mezquita de Córdoba (NDR Catedral), y es de suponer que el Obispo de Córdoba estará de acuerdo con Mons. Blázquez".
Desde hace varios años, Escudero busca que los musulmanes ocupen una parte de la antigua mezquita de Córdoba, hoy convertida en Catedral y símbolo de la reconquista cristiana de la península ibérica.
La Catedral
La antigua mezquita de Córdoba, una de las joyas del arte mozárabe iniciada en el siglo VIII y modificada en varias ocasiones, se construyó en el terreno de una iglesia católica con material de otros templos católicos destruidos por la invasión musulmana.
La construcción fue ordenada por Abderramán I, y ampliada en sucesivas etapas por Abderramán II, Alhaken II y Almanzor. Hasta Almanzor, la mezquita permitía el culto de cristianos y judíos, pero el último de ellos ordenó a los cristianos la venta del terreno y se cerró al culto exclusivamente musulmán.
Desde el año 1523, el conjunto de 24 mil metros cuadrados acoge a la Catedral cristiana, construida tras la reconquista, junto con otras capillas laterales.
Pese a que los musulmanes son apenas 500 en Córdoba y ya cuentan con una mezquita –que aducen es demasiado pequeña–, las organizaciones islámicas en España vienen insistiendo en que la antigua mezquita debería abrirse al culto musulmán.
Los musulmanes no han dudado en tratar de imponer esta práctica a la fuerza. En marzo de 2004 apenas concluida una Misa dominical, participantes del III Congreso Internacional de la Mujer Musulmana pretendieron realizar una oración colectiva ante el mihrab de la antigua mezquita, desafiando incluso al personal que intentó impedir un acto de culto no permitido, y que hubiera merecido la muerte de cualquier cristiano de intentarlo en una mezquita de un país musulmán.
Además, un prominente líder musulmán en España, Abderrahmán Muhammad Manan, escribió que la antigua mezquita debía ser "liberada" por ellos, porque "los musulmanes no podemos echarnos atrás diciendo que el Islam no es piedras o monumentos. Eso es no darse cuenta de lo que las cosas son en sus esencias, y en su esencia la Alhama es el Islam en nuestra tierra, es al-Ándalus, es Andalucía, es el recuerdo de una colonización, de un genocidio, de una expulsión".
El Vaticano ya se pronunció
En el año 2004, el Arzobispo Michael Fitzgerald, entonces presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, recordó que Juan Pablo II visitó en el año 2001 la mezquita de los Omeyas de Damasco, que antes fue una basílica bizantina, "y no pidió celebrar Misa allí".
"Es necesaria una reflexión. Al igual que el de Córdoba, otros edificios a lo largo de los siglos cambiaron su uso original, como Santa Sofía de Estambul, convertido en un museo islámico", dijo el Arzobispo.
Mons. Fitzgerald explicó que Juan Pablo II "visitó la mezquita de los Omeyas de Damasco y rezó ante el mausoleo de San Juan Bautista, pero no pidió celebrar Misa en la mezquita. Es difícil la convivencia entre cristianos y musulmanes si se pretende remontarse a la historia o pretendiendo la revancha. Es necesario aceptar la historia y mirar hacia adelante".
En un diálogo informal con Escudero durante una reunión interreligiosa en Libia, Mons. Fitzgerald le explicó que la responsabilidad sobre el uso de la catedral es del Obispo de Córdoba, Mons. Juan José Asenjo.