El Secretario de Estado Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone, resaltó que la Iglesia “descubre y comprende siempre mejor” su “identidad de madre, discípula y maestra” en la Virgen María.

El Purpurado hizo esta afirmación en un mensaje dirigido a nombre del Papa Benedicto XVI al Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, Cardenal Paul Poupard, y a los participantes de la XI Audiencia Pública de las Pontificias Academias.

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En el texto, publicado en las vísperas de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, el Purpurado destacó que el tema de este evento “La Inmaculada, Madre de todos los hombres, ícono de la belleza y de la caridad divina”, quiere “resaltar la singular participación de la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios y Madre de todos los hombres, en el misterio de Dios, misterio excelso de belleza y caridad”.

“Dios, Uno y Trino, que difunde su belleza y su caridad en el mundo creado por Él, comunica, de modo particular, sus cualidades a las criaturas humanas por medio del perfectísimo Mediador, su Hijo Jesucristo, modelándolas y santificándolas con la potencia del Espíritu Santo, para que sean santas e inmaculadas a su imagen en la caridad. (cfr Ef 1,4)”, prosiguió el Secretario de Estado.

Después de recordar que el objetivo de la Pontificias Academias es “promover y sostener, en la Iglesia y en el mundo de la cultura y de las artes, un renovado y generoso proyecto de humanismo cristiano”, el Cardenal Bertone subrayó que “María de Nazaret exulta entre todas las criaturas como espejo refulgente de la belleza divina porque, habiendo sido preservada del pecado original y colmada de gracia, es de tal modo animada y persuadida por la caridad del Espíritu Santo, que se convierte en el prototipo de persona humana que, de la manera más plena y sin alguna reserva, acoge al Hijo de Dios en la hora trágica de su pasión y en la hora de la resurrección”.

“Manteniéndose profundamente unida a Cristo crucificado y resucitado, María se revela como Madre de toda la humanidad, en particular de los discípulos del Hijo”, añadió.

Después de recordar las palabras del Papa Benedicto XVI en su encíclica Deus caritas est, en las que recuerda que “bajo la cruz del Hijo, ‘María se ha convertido efectivamente en Madre de todos los creyentes” y que a ella se “dirigen los hombres de todos los tiempos y de todas las partes del mundo en sus necesidades y esperanzas”, el Purpurado expresó que “la Iglesia, que a imitación de la Virgen María es llamada a acoger al Hijo de Dios en la Historia y en las vicisitudes de cada pueblo y cultura, contemplando la singular y luminosa figura de María, descubre y comprende siempre mejor su identidad de madre, discípula y maestra”.

“Esta solemne audiencia pública, que tiene como protagonistas a la Pontificia Academia de la Inmaculada y a la Pontificia Academia Mariana Internacional, es ocasión propicia para que el Sumo Pontífice aliente calurosamente a todos los cultores de la Mariología, para que se empeñen siempre más e intensifiquen su actividad en el ámbito de los centros de estudio en el campo de las publicaciones científicas, prestando particular atención a una metodología respetuosa de la interacción fecunda entre la via veritatis y la via pulchritudinis, que se compendian en la via caritatis”, prosiguió el mensaje.

“El Santo Padre –continuó– otorga en esta solemne Audiencia Pública el Premio de las Pontificias Academias a la Sección Africana para los Congresos Mariológicos, relacionada a la Pontificia Academia Mariana Internacional, y creada en el marco del Congreso Mariológico Mariano Internacional de 2000. Formada por jóvenes estudiosos y docentes de Mariología de varios países africanos, se distingue por sus significativas iniciativas de estudio, que buscan contextualizar en las culturas africanas la reflexión mariológica”.

Asimismo, hizo explícito del pedido del Pontífice de “ofrecer la Medalla del Pontificado al estudioso P. Fidel Stockl, ORC., oriundo de Filipinas, por la obra ‘María, Modelo y Madre de vida consagrada’. Una síntesis mariana de teología de la vida consagrada basada en las enseñanzas de Juan Pablo II”.

“En conclusión, manifiesto a todos los académicos y especialmente a los miembros de la Pontificia Academia de la Inmaculada y de la Pontificia Academia Mariana Internacional, la viva satisfacción de Su Santidad por la actividad desarrollada, con el auspicio de un generoso empeño por promover ‘verbo et opere’ (palabra y acción), en sus respectivos ámbitos de vida y estudio, un auténtico humanismo cristiano”, dijo el Cardenal Bertone.