El Papa Benedicto XVI ha recibido con “profundo dolor” la noticia de la ordenación episcopal del sacerdote chino Juan Wang Renlei sin mandato pontificio, dio a conocer hoy un comunicado de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

El jueves 30 de noviembre último el sacerdote de 36 años de edad fue consagrado obispo de la diócesis de Xuzhou, provincia de Jiangsu, en China continental, bajo las presiones de la Oficina de Asuntos Religiosos y de la Asociación Patriótica (AP) que obedece las directivas del gobierno comunista chino y desconoce la autoridad de la Santa Sede.

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“El Santo Padre ha conocido la noticia con profundo dolor, dado que la referida  ordenación episcopal ha sido conferida sin el mandato pontificio, es decir, sin respetar la disciplina de la Iglesia católica acerca del nombramiento de obispos”, dice el texto del comunicado.

Según el comunicado, la ordenación de Xuzhou “es la última –en orden del tiempo– de las ordenaciones episcopales ilegítimas que ha realizado la Iglesia Católica en China desde hace algunas decenas de años, creando divisiones en las comunidades diocesanas y atormentando la conciencia de muchos eclesiásticos y feligreses”.

Para la Santa Sede esta serie de actos son “extremadamente graves” y “ofenden los sentimientos religiosos de los católicos en China y en el resto del mundo”, además de ser “fruto y consecuencia de una visión de la Iglesia que no corresponde a la doctrina católica y no respeta los principios fundamentales de su estructura jerárquica”.

Asimismo, el comunicado indica que la Santa Sede, tras conocer a último momento la proyectada ordenación episcopal, “no ha escatimado en tomar las medidas que eran posibles en el breve plazo de tiempo disponible a fin de que no se llegase a un acto que provocara una nueva laceración de la comunión eclesial”.  En efecto, continúa el texto. “la ordenación episcopal ilegítima es un acto objetivamente tan grave que el derecho canónico establece severas sanciones para aquellos que la confieren y la reciben, siempre que el acto se realice en condiciones de verdadera libertad”.

De otro lado, la Santa Sede expresó el consuelo que significa la constatación de que pese a las dificultades pasadas y presentes de casi la totalidad de obispos, sacerdotes, religiosos y laicos en China, consecuentes de ser miembros vivos de la Iglesia universal, han mantenido una profunda comunión de fe y de vida con el Sucesor de Pedro y con todas las comunidades católicas dispersas por el mundo”.

En el quinto punto del comunicado, la Santa Sede manifiesta conocer el “drama espiritual y el sufrimiento de los obispos consagrantes y ordenados que son obligados a participar en las ordenaciones episcopales ilegítimas, además del malestar de aquellos que se ven obligados a acoger un Pastor que no está en plena comunión jerárquica ni con la cabeza del Colegio de Obispos ni con los otros obispos del mundo.

Respecto a las ordenaciones episcopales, señala finalmente el comunicado, “la Santa Sede no puede aceptar el ser puesta ante hechos consumados” y por ello, “deplora el modo de proceder en la ordenación del sacerdote Wang Renlei”, celebrada en la Catedral del Sagrado Corazón de Xuzhou y “espera que un incidente de este tipo no se repita en el futuro”.

Wang Renlei es el tercer obispo consagrado este año sin la aprobación de la Santa Sede. En abril pasado, Pekín aprobó la ordenación de Joseph Ma Yinglin como obispo de Yunnan y en mayo la de Liu Xinhong como obispo de Anhui, decisiones ambas consideradas por el Vaticano "ilegítimas" y "una grave violación a la libertad religiosa".