El vocero de la Conferencia Episcopal de Turquía, Mons. Georges Marovitch, comentó que durante la visita papal a ese país el Santo Padre está "sorprendiendo a los turcos".
En declaraciones a la agencia SIR, el sacerdote manifestó también que en las calles de la ciudad escucha comentarios alentadores como "déjenlo (al Papa) venir todos los años" o "no es un enemigo del Islam, es bienvenido".
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"Entre las muchas cosas que están saliendo a la luz debido a este viaje apostólico a Turquía, están las caras de la gente común, felices de que el Papa esté en su país. Muchos amigos musulmanes están confirmándolo. No han obviado a tan amado Pontífice, que tiene además toda la voluntad de identificarse con la realidad turca. Su encuentro con el Primer Ministro Erdogan, con el Presidente de la República Sezer y con el Ministro de Asuntos Religiosos, Bardakoglu, han marcado un punto crucial en su viaje, relajando la tensión de los días pasados".
Ni siquiera las amenazas de Al Qaeda "han enturbiado el optimismo del Papa", quien, añade el sacerdote, "luego de su primer encuentro con Bartolomé I, se veía feliz y satisfecho. El clima está relajado y podemos esperar que se mantenga así incluso hasta después de su retorno. Esto se aplica sobre todo a nuestras comunidades cristianas y católicas, que son una minoría y que van a terminar este viaje alentados y reafirmados para seguir adelante".
Abrazo del Papa y Bartolomé I: Signo de reconciliación
"El abrazo y el beso de la paz entre el Papa y el Patriarca son signos de amistad y fe en el Espíritu Santo. Son un signo de reconciliación", afirmó el portavoz del Patriarcado ecuménico de Constantinopla, Dositheos Anagnostopoulos, al comentar la Divina Liturgia y la declaración conjunta del Santo Padre y Bartolomé I.
El Pontífice fue acogido "con entusiasmo" con el repique de las campanas del Patriarcado ecuménico. En la tradición ortodoxa, comenta el vocero, esta signo es un llamado a la oración y una manera de honrar a los huéspedes importantes.