La ONG anti-vida autodenominada "Servicio Británico de Asesoramiento sobre Embarazos", consideró que las leyes de ese país aprobadas en 1967, que exigen que dos médicos aprueben un aborto antes de realizarlo, deberían flexibilizarse "para dar a la mujer total control sobre la planificación familiar".
Según informa la agencia EFE, para la ONG abortista, esta exigencia de la aprobación de dos médicos para realizar un aborto resulta "extraña". Asimismo, considera que las enfermeras también debería poder prescribir fármacos abortivos para que las embarazadas, puedan terminar con la vida de sus bebés hasta las nueve semanas de embarazo.
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De acuerdo a una reciente encuesta realizada por la organización Ipsos Mori, el 59 por ciento de los británicos opina que el aborto debería estar "legalmente disponible para todas las mujeres que lo deseen", mientras que el 27 por ciento está en contra.
Este llamado a la "flexibilización del aborto" preocupa a muchos especialistas y activistas pro-vida que temen que las mujeres recurran cada vez más a una práctica homicida como alternativa a los métodos anticonceptivos.
Investigaciones realizadas en Nueva Zelanda demuestran que las mujeres que abortaron voluntariamente han sufrido dos veces más problemas de salud mental y tenían veces más riesgo de depresiones graves que el resto.