El Papa Benedicto XVI explicó que el arte cristiano, especialmente presente en los Museos Vaticanos, puede ser un medio para acercar la verdad cristiana a no católicos e incluso a no creyentes.
“El acercamiento a la verdad cristiana por medio de la expresión artística o histórico-cultural es una ocasión para hablar a la inteligencia y a la sensibilidad de personas que no pertenecen a la Iglesia Católica y a veces pueden nutrir hacia ella prejuicios y desconfianza. Quienes visitan los Museos Vaticanos tienen la posibilidad de sumergirse en un ambiente en el que teología se transmite por imágenes en este santuario de arte y de fe”, indicó el Papa al recibir en el Aula de las Bendiciones, en el Vaticano, a los dirigentes y empleados de los Museos Vaticanos, que este año conmemoran su quinto centenario.
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El Santo Padre recordó que a estas alturas del año, los Museos ya superaron los 4 millones de visitantes, 200 mil más con respecto al año 2005.
El Pontífice recordó que muchas de las personas que vienen a los Museos “no son católicos, hay tantos que no son cristianos y quizá ni siquiera creyentes”.
“El Museo muestra realmente un vínculo continuo entre cristianismo y cultura, entre fe y arte, entre lo divino y lo humano. La Capilla Sixtina constituye en este contexto, una cima insuperable”, indicó.
Asimismo, destacó “una verdad que está escrita en el ‘código genético’ de los Museos Vaticanos: que la gran civilización clásica y la judeo-cristiana no se oponen, sino que convergen en el único plan de Dios. Lo demuestra el hecho de que el origen remoto de esta institución es una obra que se puede calificar de ‘profana’, la magnífica escultura de Laocoonte, pero que, en realidad, en el contexto vaticano, adquiere su plena y auténtica luz. Es la luz de la criatura humana plasmada por Dios, de la libertad en el drama de su redención, que se extiende entre la tierra y el cielo, entre la carne y el espíritu. Es la luz de una belleza que irradia desde el interior de la obra artística y conduce al espíritu a abrirse a lo sublime, donde el Creador encuentra a la criatura hecha a su imagen y semejanza”.
El Papa también subrayó la importancia del “trato y el ejemplo a los visitantes, para ofrecerles un sencillo, pero incisivo testimonio de fe. Un templo de arte y de cultura como los Museos Vaticanos exige que la belleza de las obras esté acompañada por la belleza de las personas que trabajan ahí: belleza espiritual, que hace que el ambiente sea realmente eclesial, impregnándolo de espíritu cristiano”.