Destacados intelectuales chilenos ofrecieron en esta capital una completa reflexión sobre los amplios alcances del discurso que el Papa Benedicto XVI ofreció en septiembre pasado en la Universidad de Ratisbona, y que fue objeto de múltiples distorsiones.
La Pontificia Universidad Católica de Chile y la revista de antropología y cultura cristiana Humanitas, organizaron el foro “Fe, razón y universidad a la luz del discurso de S.S. Benedicto XVI en la Universidad de Ratisbona”.
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En la cita, celebrada el lunes, participaron los académicos Juan de Dios Vial Larraín, Enrique Barros Bourie y Pedro Morandé Court. Durante el foro, se presentó la última edición de Humanitas, que reproduce el discurso papal.
Morandé, consultor del Pontificio Consejo para la Cultura, ofreció la ponencia “Una reflexión dirigida a la cultura occidental”, en la que sostuvo que “Benedicto XVI expuso en Ratisbona un texto mayor”.
“Su afirmación esencial, resumida en la frase de un emperador bizantino del siglo XIV ‘no actuar según la razón, no actuar con el logos, es contrario a la naturaleza de Dios’- apoya el argumento de que ‘la difusión de la fe mediante la violencia es irracional’”, indica.
Morandé aclaró que “algunos lo han leído desde la perspectiva de las relaciones entre el cristianismo y el Islam. Pero su alcance se proyecta a todos los aspectos de la relación fe y razón, incluido el diálogo con el pensamiento occidental moderno”.
Según el intelectual, cuando las ciencias humanas y sociales excluyen el “problema de Dios, presentándolo como un problema a-científico o pre-científico”, se alcanza una “posición reductivista de la razón” desde la cual “no puede surgir un diálogo entre las culturas y las religiones del mundo”.
“Lo razonable es que las ciencias naturales dejen a la filosofía y a la teología responder lo que ellas sólo pueden presuponer. El Papa pareciera querer transmitirnos que el cristianismo es razonable por el realismo con que mira al hombre y al mundo desde la revelación de un Cristo-Logos que asume la naturaleza humana”, indica.
Según Morandé, “este mismo problema del pensamiento moderno se despliega en la organización social”.
“La exhortación de Benedicto XVI se dirige propiamente a la cultura occidental y a su abandono de la confianza en la razón que interroga a la realidad por el sentido último de la existencia humana. Cuando las culturas hablan de Dios, refieren la experiencia del hombre a su origen y destino. Buscan aquella dimensión esencial de la libertad que pone a las personas en el camino del pensar y del actuar conforme a la naturaleza racional de su espíritu. El cristianismo como religión del Dios-Logos, enseña el Papa, es una pasión por la realidad humana tal como es y como ha sido diseñada por el Creador. Y nos pone en camino hacia el cumplimiento de su significado”, concluyó.
Por su parte, Vial Larraín disertó sobre “Razón y Fe en Benedicto XVI” y explicó que “no fue una casualidad el encuentro originario de la fe con el pensamiento griego, cuya ruptura marca la deshelenización del cristianismo. No fue ese encuentro un azar, una casualidad, algo que pueda deshacerse y borrar a voluntad. Es algo real y vivo. Benedicto XVI concede así un peso decisivo a la realidad de la historia humana en su figura total”.
Según el académico, “la ruptura de la fe se gestó al interior de la cultura cristiana en el voluntarismo nominalista que hizo de Dios una voluntad infinita, en definitiva, escondida e inaccesible. Es cierto que las diferencias entre Dios y el hombre son infinitamente mayores que las semejanzas. Pero Dios no se hace más divino por el hecho de que lo alejemos de nosotros”.