El Papa Benedicto XVI recibió esta mañana al segundo grupo de los Obispos de Alemania y en su discurso los exhortó a llevar una reforma actuada bajo una auténtica vida espiritual y velar por los jóvenes, las obras de caridad, la familia y el ecumenismo entre cristianos.
El Santo Padre afirmó que la Iglesia “debe ser continuamente renovada para permanecer fiel al Señor y por lo tanto a sí misma”, misión que solo puede lograr “sondeando la voluntad del Señor y reconociendo claramente que toda reforma eclesial nace del compromiso serio para alcanzar un conocimiento más profundo de la verdad de la fe católica, y de la aspiración persistente a la purificación moral y a la virtud”.
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Asimismo recordó que esta “búsqueda de la reforma puede fácilmente caer en un activismo exterior si quien actúa no mantiene una auténtica vida espiritual”, y exhortó a que “al centro de nuestro servicio esté siempre el encuentro con el Cristo”.
Su Santidad destacó “cuatro puntos” que son argumentos de suma importancia: “El anuncio de la fe a los jóvenes de nuestro tiempo; las obras caritativas eclesiales; el matrimonio y la familia, y el ecumenismo entre cristianos”.
Sobre el primer argumento afirmó que “en la cotidianidad los jóvenes experimentan mayormente una cultura en la cual Dios no está presente” y que sin embargo “ellos esperan Dios”.
Dando algunos elementos para la pastoral con estos el Pontífice resaltó “el servicio de los acólitos, el trabajo en coros, los movimientos eclesiales, lugares de fe en los que jóvenes y adultos experimentan un modelo de vida en la fe como oportunidad para la vida de hoy”.
Sobre las obras caritativas citó su Encíclica exhortando a los cristianos a “ayudar a las personas que viven en la pobreza a reivindicar su derecho a la participación de los bienes de la tierra” y que toda obra en esta línea “corresponda verdaderamente al impulso interior del amor guiado por la fe”.
Abordando el tercer punto explicó como cada vez, a raíz de la cultura, es “más difícil aceptar a los hijos y darles aquel espacio duradero de crecimiento y madurez que solo puede estar en la familia fundada en el matrimonio”.
“En la paciencia del estar juntos por toda la vida el amor alcanza su verdadera madurez –continuó-. En este ambiente de amor para toda la vida también los hijos aprenden a vivir y amar”.
Finalmente recordó que “el compromiso ecuménico se hace visible y eficaz cuando los cristianos profesen juntos en modo convincente los valores transmitidos por la fe cristiana y los evidencien con fuerza en su actuar político y social”.